y eficacia como Matteotti. En varios discursos parlamentarios denunció la violencia y los engaños del gobierno y del partido en el poder. En una serie de artículos en Crítica Sociale demostró la farsa gubernativa de haber "normalizado" las finanzas públicas y en un voluminoso y fundado fascículo, Un anno de dominazione fascista, reveló hasta qué punto el régimen mussoliniano había traicionado sus promesas y cumplía una acción contraria al bienestar y' la dignidad de Italia. Por lo demás, desde la secretaría del Partido, en su prensa, en los actos de propaganda, siempre el primero en el cumplimiento del deber, en el mantenimiento de la cohesión interna y en el estímulo para los militantes, era un ejemplo de consagración y laboriosidad. Lejos de su espíritu las actitudes extremas en la labor partidaria y pública; equilibrado, concienzudo, sereno, llevaba adelante su difícil tarea, pero, Hegado el c·aso de probar el vigor de sus convicciones y de enjuiciar Jo que consideraba contrario al inter;;s del país y de sus trabajadores, nadie más valiente, enérgico y entero que él en la lucha, hasta ser el temible enemigo del fascismo. "Giácomo Matteotti fue, de entre nosotros, todos, el. más digno. Por ésto su macabro exterminio resumió en sí, como en un símbolo, el atroz martirio, ya cuadrienal, del proletariado italiano" -escribió desde Roma, en mayo de 1925, Felipe Turati, su maestfo y amigo, en un mensaje a . la Sección Socialista Italiana de Buenos Aires. Como diputado socialista -desde 1919, a los 34 años, hasta su asesinato-- ratificó cuanto había escrito, y sus intervenciones eran ciertamente irrebatibles y hasta demoledoras, por su reconocido dominio en temas econón¡icos y sociales y por una ironía, llevada a veces hasta el sarcasmo al referirse a los pretendidos éxitos fascistas y a la enciclopédica versación en todas - las materias del ~'duce".... ., "¡Oh!" -evoca Fernando Garnsi, que trató personalmente a Matteotti- su juvenil atrevimiento en el ataque y su franca sonrisa de buen muchacho que sabe cumplir una acción honesta y se arroja al combate sin pensar en el peligro que lo acecha. Es preciso haberlo conocido para comprender el secreto de su fuerza y de su martirio. · ~ , La llegada del fascismo, con su triste séquito de crímenes, atropellos y arbitrariedades de todo orden, dio la medida exacta del valor de Matteotti. Ante lá marea ase.endente, no se conformó con mantenerse en la primera fila, sino que, sin vacilaciones, se hizo cargo de la barra del timón; organizó la defensa y atacó vigorosa- -61 Bi':>lioteca G 'º Bi~ne.o
RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==