interno interesa menos a la historia política que al Código Penal de nuestro país. · 1 Fue necesario suspender la sesión de la Cámara. El implacable acusador del fascismo había dado aquel día la medida de ·su tranquilo poder, de su inconmovible tenacidad. Al oponerse a la convalidación sumaria de los electos por la mayoría, en la citada sesión del 30 de mayo, el diputado socialista volvió a hacer honor a sus antecedentes de líder valiente. Su discurso, improvisado y vibrante, mostró al desnudo la impudicia del régimen, sostenido por la abrogación de los derechos más elementales y por el terror y el ·salvajismo desatados sobre Italia. * * * Mussolini co~ocía bien a Matteotti desde hacía mucho tiempo ...!.comenta Cicotti-; lo odiaba y temía por su ínsita pureza y por su batalladora intransigencia moral. Después de escuchar el discurso de Matteotti, el "duce" q'ue lo h,,_bía seguido con airado gesto y mirada fulminante, más livido y decaído que iracundo, dejó el recinto y dijo a César Rossi: -Este hombre es un gran peligro, y el fascismo será débil si lo deja seguir actuando. Era la sentencia de muerte. Matteotti,' que lejos de ser un impulsivo y un francÓ-tirador irresponsable, temerario, era un hombre reflexivo y consciente de cada uno· de sus actos, no ignoraba a qué se exponía y es así como luego de su discurso en la Cámara, dijo a sus compañeros, que lo felicitaban, presagiando su destino personal y también la orientación general de la lucha: -Ahora pueden preparar mi oración fúnebre. · Lo dijo con la conciencia del deber cumplido, serenamente, sin mostrarse temeroso ni preocupado, sin que se nublara su clara mirada y su natural sonrisa de muchacho grande. Diez díás después -el 10 de junio- caía víctima. del puñal _ homicida del Viminale. El crimen había sido anunciado por los diarios fascistas. El 3 de mayo del 24, Mussolini, que ya había decidido el crimen, hizo publicar en el Popo/o d' 1 talia un ignominioso artículo, escrito de su · puño y letra, en el que se leen estas frases repugnantes, dignas de su autor: ''Por lo que se refiere al Matteotti, vulgar mistificador, conocidísimo alcahuete, será bien que se cuide, pues si tuviera que encontrarse uno de .estos días con la cabeza rota, no tendrá absolu10 1 Bi">liotecaG ~o B1anco
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