\ se ante aparentemente. generosas actitudes de defensa de la democracia y la libertad, por parte de los que ajustan su conducta política a planes de división y conf.usionismo, llegando hasta inventar "gol~ pes" para justificar ·sus cambios de frente de 180 grados respecto al apoyo que prestan hoy a los mismos que ayer combatieron como nazi-fascistas .... No cuesta mucho imaginar qué fueron las elecciones del 6 de abril de 1924 bajo el fascismo. Contrariamente a las declaraciones de su jefe, la situación ño resultaba favorable para el régimen, a pesar de la represión sangrienta, las persecuciones, atropellos, atentados y actos delictuosos que signaron esos comicios. El fascismo obtuvo 4.486.757 votos contra 2.494.689 de la oposición, sufragios de los cuales más de un millón correspondían a los partidos obreros (418.948 los socialistas unitarios, 367.568 los maximalistas y 367.563 los comunistas). - El fascismo, en consecuencia, no podía tener la totalidad del poder y no le quedaba otro recurso que imponer el terror, su arma predilecta. Matteotti impugnó los diplomas de los doscientos electos por el fascismo. Lo hizo en un discurso, ya histórico, prólogo de su martirio, en la sesión del 30 de mayo del mismo año 24. Denunció numerosos casos de violencia .Y corrupción, en los que el gobierno estaba incurso. Enfrentó a la bancada fascista con serena tranquilidad ante las interrupciones insultantes y las amenazas. Sin inmutarse, el orador socialista probaba una vez más su garra de luchador. Tres meses antes de ser ultimado, Matteotti había anunciado en la Cámara su programa y su plan de lucha contra el fascismo. -En vano -dijo~, el régimen fascista procurará separar o cambiar el terreno de la lucha·prometiendo o llevando a la práctica reformas tal vez ú~iles y justas. Nosotros no lo dejaremos consolidar en el terreno político como a cualquier gobierno reaccionario. Lo atacaremos en el terreno moral, porque antes de haber ofendido la libertad, ha violado esa misma moral. Vosotros -terminó expresando Matteotti, entrz la furiosa gritería de los fascistas- no sóis reaccionarios; sóis vulgares delincuentes. Los diputados mussolinianos se lanzaron contra él, algunos empuñando revólveres, ·según rememora Francisco Cicotti. Serenamente, Matteotti cruzó los brázos a la espe;a de los acontecimientos, y cuando pudo seguir usando la palabra, expresó; -Nuestro régimen -9lb ,t. G1r0 B r o
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