Juan Antonio Solari - Giacomo Matteotti : bandera y leccion

JUAN ANTONIO SOLARI ACOMOATTEOl BANDEl{AY LECCION ConKcontributo di

Biblioteca Gino Bianco

Juan Antonio Solari GIACOMOATTEOT , BANDERA Y LECCION BUENOS AIRES Bib ateca Gino B1a'lco

Primera edición, octubre de 1974 * Derechos reservados para todos los Idiomas. Copyright © by JUAN ANTONIO SOLARI. Impreso en la Argentina. -- Prlnted In Argentlne. Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723. 8 bl1oteL G1no 9 arre-

A medio siglo del asesinato de Giácomo Matteotti -uno de los crímenes más horrendos que registra la historia política contemporánea y sin duda entre los que primero conmovieron la conciencia del mundo civilizado por la directa complicidad del régimen fascista, y su jefe-, sentimos el deber de rememorar 'ª lección legada por el mártir del socialismo italiano y universal, víctima, como Jaurés, de una lucha por ellos sostenida en defensa de la libertad, la justicia y la paz. . No importa que en nuestra época la violencia y el asesinato se hayan convertido en recursos casi normales en el serio de países en los que el totalitarismo en todas sus manifestaciones llega al genocidio, con el sacrificio de millones de seres, como bajo el nazismo, a las purgas periódicas del comunismo soviético eliminando a hombres de sus propias filas o matándolos lentamente en los campos de concentración, en cárceles y hospicios y registre todos los días, en todas las latitudes, -;; cargo de guerrillas asesinas y de bandas armadas, secuestros; asesinatos, ataques, depredaciones y crímenes contra seres y entidades indefensos y aún niños inocentes, imponiendo la ley salvaje de la selva y del pillaje organizado según hemos podido y podemos comprobarlo nosotros mismos en esta incierta y aciaga hora del país. · ' · .J Lejos de silenciar nuestra protesta y de· admitir que semejante generalización de la barbarie asesina, que amenaza hundir en el abismo de la amoralidad y del desprecio de la vida ajena a la sociedad actual, paralice nuestra capacidad de lucha contra la· violencia, casi siempre impune, sea ella individual o colectiva, se ampare en proclamas liberadoras o sirva planes de supuesta reacción popular contra la injusticia y el imperialismo, hemos de intensificar la tarea de denuncia y esclarecimiento que nos impone nuestra decisión de defender los derechos humanos, la libertad democrática y la educación del pueblo. Sólo así evitaremos que la demagogia, el fanatismo y la sumisión humillantes y embrutecedoras cierren los caminos de la dignidad y conviertan a las nuevas generaciones -a favor en primer término de una enseñanza oficial liberticida- en seguros peldaños de los agentes y usufructuarios del despotismo. Evocar la vida y el ejemplo de luchadores de la estirpe moral e intelectual de Matteotti es se(íalar la ruta de deberes y responsabilidades indeclinables, con mayor firmeza C!!anto más acechan las -3Bi':>liotecaG ~o Birnco

fuerza• retrógradas y, so color de lograr conquistas revolucionaria!, se intenta imponer, sobre la razón reflexiva e inteligente, primarios instintos masivos basados en la prepotencia criminal y en la anulación de libertades y derecho• logrado• tras bregas y sacrificios milenarios. , Matteotti es un símbolo vigente, una advert·encia sin réplica, una enseñanza que nadie ha de olvidar, porque fue, es y seguirá siendo el· testimonio cabal de un hombre libre y de una conciencia iluminada y guiada por un noble ideal. * * * Nacido en Fratta Polesine el 22 de mayo de 1885 en el seno de una familia oriunda del Trentino, Giácomo er¡i el más joven de los tres hijos de un próspero comerciante. El mayor, profesor Matteo, iniciador de la tradición socialista de ese hogar, condenado por un mal incurable a la casi· inmovilidad de un sillón de ruedas, vencía con admirable carácter la angustia de un triste destino, dedicando su tiempo y su pluma a la lucha por los derechos de los trabajadores. El otro hermano, Silvio, que le seguía en edad, pronto tomó también su puesto de lucha'. Los ricos propietarios y comerciantes del Polesino,"antigua región del Veneto, entre el Po y el Adigio, que constituye hoy la provincia de Rovigici, veían con azoramiento y alarma las mejoras en el trabajo y las remuneraciones que la familia Matteotti concedía a sus empleados y agricultores. Era un "mal ejemplo", pues el derecho de esos trabajadores no entraba en los proyectos de los empresarios, iniciando pronto una gu~rra sorda contra los hermanos Matteotti. Mas la semilla por éstos sembrada daba sus frutos y, al igual que en otras partes de Italia, lai idea socialista suscitaba la curiosidad y la esperanza de campesinos y obreros, hasta entonces olvidados en sus justas reclamaciones. Antes de cumplir 30 años, la existencia del profesor Matteo truncóse por la enfermedad que lo aquejaba. Silvia prosigue con ardor la lucha, hasta que, víctima de la misma dolencia, falleció a los 27 años. Quedaba Giácomo, flamante abogado y teórico socialista, ·laureado en jurisprudencia con una tesis sobre ''La recidiva", publicada en Turín en 1910. Se entrega de inmediato a la acción política en el seno del Partido Socialista. Destacóse como url expositor ceñido y lógico, documentado; estudioso y consciente de su responsabilidad. Se puso resueltamente al lado de los trabajadores para orientarlos en sus reivindicaciones, dedicándose al mismo .tietn~ 4Bi11liotecaG ro·Bianco

po a los problemas de la administración local. Fue así como, mediante la revisión general de los contratos colectivos de trabajo, sea en las fábricas como en el campo, Matteotti consiguió que el proletariado de Polesine aceptara un co,;venio, suscrito el ·1 Q de enero de 1920 en Roma por los representantes de la Asociación de Propietarios y Arrendatarios y la Cámara del Trabajo de Rovigo, con evidentes mejoras en las condiciones de labor y salarios. Jefe de la Comuna, inició pronto una previsora y profunda labor de reformas progresistas, continuada luego como consejero provincial en Rovigo. Llamado a las armas durante la guerra de 1914, salvóse de ser sometido a una compañía de disciplina por un discurso antimilitarista pronunciado en el Consejo provincial. Terminada la guerra, retorna a sus trabajos y luchas en la administración local y¡ en la agitación agraria, más acentuada entonces por la dolorosa desilusión de los agricultores, que asistían a la frustración de las esperanzas de generosas mejoras formuladas después de Caporetto. Matteotti soportó entonces con serena entereza la violencia de los propietarios de Polesine, empeñados en desconocer la labor por él realizada en favor de los agricultores. Electo diputado en 1919 por la circunscripción de Ferrara-Rovigo -recuerda Ugo Guido Mondolfo- mostró bien pronto· clara noción de la misión que incumbía al Partido Socialista para contribuir a aliviar la aguda crisis postbélica y oponerse al movimiento fascista. en su iniciación en esos tiempos. En la Cámara sobresalió al tratar, en memorables discursos, problemas económicos y financieros. Formaba parte de la Junta General del Balance, encargado del examen y aplicación de las tarifas aduaneras y de los tratados de comercio e integraba asimismo la Comisión permanente de Finanzas. Orador ilustrado y brillante, agudo y aguerrido, su figura afianzó de in~ediato un alto prestigio parlamentario y político. * * Al .producirse en 1922 la división del Partido Socialista, Matteotti quedó en la fracción liderada por Felipe Turati, que se llamó P. S. Unitario, siendo nombrado, en mérito a sus conspicuas condiciones de organizador y hombre de acción sostenida y valiente, secretario del mismo. · Acaso ninguno de los hombres po\jticos italianos -dice. el citado autor-, enfrentó la lucha contra el fascismo con tanto fervor -5Brblrotecd li 10 Br .neo

y eficacia como Matteotti. En varios discursos parlamentarios denunció la violencia y los engaños del gobierno y del partido en el poder. En una serie de artículos en Crítica Sociale demostró la farsa gubernativa de haber "normalizado" las finanzas públicas y en un voluminoso y fundado fascículo, Un anno de dominazione fascista, reveló hasta qué punto el régimen mussoliniano había traicionado sus promesas y cumplía una acción contraria al bienestar y' la dignidad de Italia. Por lo demás, desde la secretaría del Partido, en su prensa, en los actos de propaganda, siempre el primero en el cumplimiento del deber, en el mantenimiento de la cohesión interna y en el estímulo para los militantes, era un ejemplo de consagración y laboriosidad. Lejos de su espíritu las actitudes extremas en la labor partidaria y pública; equilibrado, concienzudo, sereno, llevaba adelante su difícil tarea, pero, Hegado el c·aso de probar el vigor de sus convicciones y de enjuiciar Jo que consideraba contrario al inter;;s del país y de sus trabajadores, nadie más valiente, enérgico y entero que él en la lucha, hasta ser el temible enemigo del fascismo. "Giácomo Matteotti fue, de entre nosotros, todos, el. más digno. Por ésto su macabro exterminio resumió en sí, como en un símbolo, el atroz martirio, ya cuadrienal, del proletariado italiano" -escribió desde Roma, en mayo de 1925, Felipe Turati, su maestfo y amigo, en un mensaje a . la Sección Socialista Italiana de Buenos Aires. Como diputado socialista -desde 1919, a los 34 años, hasta su asesinato-- ratificó cuanto había escrito, y sus intervenciones eran ciertamente irrebatibles y hasta demoledoras, por su reconocido dominio en temas econón¡icos y sociales y por una ironía, llevada a veces hasta el sarcasmo al referirse a los pretendidos éxitos fascistas y a la enciclopédica versación en todas - las materias del ~'duce".... ., "¡Oh!" -evoca Fernando Garnsi, que trató personalmente a Matteotti- su juvenil atrevimiento en el ataque y su franca sonrisa de buen muchacho que sabe cumplir una acción honesta y se arroja al combate sin pensar en el peligro que lo acecha. Es preciso haberlo conocido para comprender el secreto de su fuerza y de su martirio. · ~ , La llegada del fascismo, con su triste séquito de crímenes, atropellos y arbitrariedades de todo orden, dio la medida exacta del valor de Matteotti. Ante lá marea ase.endente, no se conformó con mantenerse en la primera fila, sino que, sin vacilaciones, se hizo cargo de la barra del timón; organizó la defensa y atacó vigorosa- -61 Bi':>lioteca G 'º Bi~ne.o

mente las pos1c10nes adversarias y volcó sobre los secuaces mussolinianos el peso de sus argumentos, de sus apóstrofes, de su desprecio. Erguirse, cual un abanderado, frente a la reacción más cruel, contra la dictadura, era ya algo más que valor: era heroísmo. Un día ~refiere Garosi- en la Cámara, mientras Matteotti acusaba a los fascistas de bandoleros, uno de éstos lo interrumpió: -¡Usted tiene miedo! -Puede ser -contestó desdeñoso-; el bandido· solo siembra a veces el terror en una región entera. y ¡ustedes son millares! Otro episodio revela una de sus reacciones, juveniles y espontáneas pero no por ello menos eficaces. En las postrimerías del Ministerio Facta, Mussolini, desde su banca de diputado, daba término a un 'discurso y sus acólitos empezaron a entonar el cdnsabido estribillo triunfal: -Por Benito Mussolini, eia, eia ... -Alalá -grita una voz estentórea desde la extrema izquierda. Era Matteotti, de pie, que no satisfecho de haber molestado al "duce" con repetidas interrupciones, se divierte menoscabándole el éxito. Y logra su propósito, pues su "alalá" chancero provoca el estailido de una carcajada casi general y tin tumulto. Afectado en su vanidad, Mussolini, enfurecido, pierde su engreimiento y grita, grita, como un delirante. * * * En la campaña para las elecciones nacionales de abril de 1924, Matteotti multiplica su actividad, no se da reposo, entregándose a una labor intensa y qecidida, en un clima cargado de violencias y amenazas. Los comicios se realizarían conforme a una nueva ley electoral. El partido comunista .:.:.._.,scribióaños después Angelo Tasca-, había resuelto proponer a los partidos socialistas, el unitario y el maximalista, una lista única. Tratábase -comenta- de una simple maniobra técnica, conducida con fines polémicos: si era rechazada, se podía desenmascarar, denunciar a los traidores; si era aceptada, el comunismo podía cantar victoria. Pero la proposición estaba presentada en tal forma que sólo la primera hipótesis resultaba posible. Se hicieron varias reuniones en una de las oficinas de la Cámara de Diputados. La proposición comunista había provocado el furor de ciertos dirigentes de la Confederación 'del Trabajo, entre ellos D'Aragona, quienes, no renunciando aún a la esperanza de -7- ¡Bi'">liotecaG 'º Bk neo

"normalizar" al fascismo, trataban de evitar; por lo tanto, toda "confusión" con los comunistas. ·La táctica de los soviéticos consistía, pues, en insistir sobre este hecho, poniendo al Partido Socialista Unitario ante la alternativa: o aceptar la propuesta o ser acusado de aspirar a un compromiso con el fascismo. Matteotti no se dejó iinpresionar y, muy tranquilo, seguro de sí mismo, desde los primeros momentos de la discusión, quebró una de las proposiciones del dilema. Recuerdo la sonrisa -sigue diciendo Tasca-, con la que acompañó sus palabras: "En cuanto a intransigencia frente al fascismo, quien me conoce sabe que no necesito incitaciones". A mí vez, me ·informé entonces que, efectivamente, él había· reaccionado con todas sus fuerzas contra el oportunismo y las ilusiones de compafieros suyos, a quienes no había ocultado su más rotunda desaprobación. Dejándolos de lado, Matteotti encaró de nuevo el asunto planteado por los comunistas y pasó a la contraofensiva. "¿Luchar a fondo contra el fascismo? -preguntábales-. De acuerdo, pero, ¿en nombre de qué? Nosotros queremos luchar contra el fascismo en nombre de la libertad; vosotros, en nombre de la dictadura. Hay pues, entre nosotros mismos una divergencia de principios· insuperable. Es precisamente porque queremos luchar contra el fascismo que no podemos confundir nuestra posición con la vuestra. La vuestra hace el juego al fascismo. ¿Estáis dispuestos a declarar que renunciáis a la dictadura, que os cuadráis frente a todas las dictaduras? Si es así, podemos formar, sin más, nuestra lista común; si. contestáis que no, cada uno deberá ir por su propio camino". La delegación coinunista había fundado todo .su plan de bataHa sobre ia alternativa: Queréis colaborar con el fascismo, o combatirlo a fondo? Y Matteótti contestaba con su característica precisión de lenguaje, que no permitía ninguna tergiversación: "Si, queremos combatirlo a fondo, y es por ésto que no podemos conducir la lucha sobre vuestras posiciones políticas". Así, Matteotti transfería la discusión desde el terreno de la polémica -comenta Tasca- al de los principios, descubriendo toda maniobra con la sola y categórica "habilidad" que consiste en tener ideas claras, sentirlas profundamente y defenderlas con firmeza frente a todos y en todas las circunstancias. No deja de ser aleccionador este recuerdo. Son frecuentes las proposiciones y tácticas, por parte de los comunistas, del tipo de las mencionadas. Y no faltan, desde luego, quienes 11egan a sensibilizar- -8Biblioteca G ...o Bleneo

\ se ante aparentemente. generosas actitudes de defensa de la democracia y la libertad, por parte de los que ajustan su conducta política a planes de división y conf.usionismo, llegando hasta inventar "gol~ pes" para justificar ·sus cambios de frente de 180 grados respecto al apoyo que prestan hoy a los mismos que ayer combatieron como nazi-fascistas .... No cuesta mucho imaginar qué fueron las elecciones del 6 de abril de 1924 bajo el fascismo. Contrariamente a las declaraciones de su jefe, la situación ño resultaba favorable para el régimen, a pesar de la represión sangrienta, las persecuciones, atropellos, atentados y actos delictuosos que signaron esos comicios. El fascismo obtuvo 4.486.757 votos contra 2.494.689 de la oposición, sufragios de los cuales más de un millón correspondían a los partidos obreros (418.948 los socialistas unitarios, 367.568 los maximalistas y 367.563 los comunistas). - El fascismo, en consecuencia, no podía tener la totalidad del poder y no le quedaba otro recurso que imponer el terror, su arma predilecta. Matteotti impugnó los diplomas de los doscientos electos por el fascismo. Lo hizo en un discurso, ya histórico, prólogo de su martirio, en la sesión del 30 de mayo del mismo año 24. Denunció numerosos casos de violencia .Y corrupción, en los que el gobierno estaba incurso. Enfrentó a la bancada fascista con serena tranquilidad ante las interrupciones insultantes y las amenazas. Sin inmutarse, el orador socialista probaba una vez más su garra de luchador. Tres meses antes de ser ultimado, Matteotti había anunciado en la Cámara su programa y su plan de lucha contra el fascismo. -En vano -dijo~, el régimen fascista procurará separar o cambiar el terreno de la lucha·prometiendo o llevando a la práctica reformas tal vez ú~iles y justas. Nosotros no lo dejaremos consolidar en el terreno político como a cualquier gobierno reaccionario. Lo atacaremos en el terreno moral, porque antes de haber ofendido la libertad, ha violado esa misma moral. Vosotros -terminó expresando Matteotti, entrz la furiosa gritería de los fascistas- no sóis reaccionarios; sóis vulgares delincuentes. Los diputados mussolinianos se lanzaron contra él, algunos empuñando revólveres, ·según rememora Francisco Cicotti. Serenamente, Matteotti cruzó los brázos a la espe;a de los acontecimientos, y cuando pudo seguir usando la palabra, expresó; -Nuestro régimen -9lb ,t. G1r0 B r o

interno interesa menos a la historia política que al Código Penal de nuestro país. · 1 Fue necesario suspender la sesión de la Cámara. El implacable acusador del fascismo había dado aquel día la medida de ·su tranquilo poder, de su inconmovible tenacidad. Al oponerse a la convalidación sumaria de los electos por la mayoría, en la citada sesión del 30 de mayo, el diputado socialista volvió a hacer honor a sus antecedentes de líder valiente. Su discurso, improvisado y vibrante, mostró al desnudo la impudicia del régimen, sostenido por la abrogación de los derechos más elementales y por el terror y el ·salvajismo desatados sobre Italia. * * * Mussolini co~ocía bien a Matteotti desde hacía mucho tiempo ...!.comenta Cicotti-; lo odiaba y temía por su ínsita pureza y por su batalladora intransigencia moral. Después de escuchar el discurso de Matteotti, el "duce" q'ue lo h,,_bía seguido con airado gesto y mirada fulminante, más livido y decaído que iracundo, dejó el recinto y dijo a César Rossi: -Este hombre es un gran peligro, y el fascismo será débil si lo deja seguir actuando. Era la sentencia de muerte. Matteotti,' que lejos de ser un impulsivo y un francÓ-tirador irresponsable, temerario, era un hombre reflexivo y consciente de cada uno· de sus actos, no ignoraba a qué se exponía y es así como luego de su discurso en la Cámara, dijo a sus compañeros, que lo felicitaban, presagiando su destino personal y también la orientación general de la lucha: -Ahora pueden preparar mi oración fúnebre. · Lo dijo con la conciencia del deber cumplido, serenamente, sin mostrarse temeroso ni preocupado, sin que se nublara su clara mirada y su natural sonrisa de muchacho grande. Diez díás después -el 10 de junio- caía víctima. del puñal _ homicida del Viminale. El crimen había sido anunciado por los diarios fascistas. El 3 de mayo del 24, Mussolini, que ya había decidido el crimen, hizo publicar en el Popo/o d' 1 talia un ignominioso artículo, escrito de su · puño y letra, en el que se leen estas frases repugnantes, dignas de su autor: ''Por lo que se refiere al Matteotti, vulgar mistificador, conocidísimo alcahuete, será bien que se cuide, pues si tuviera que encontrarse uno de .estos días con la cabeza rota, no tendrá absolu10 1 Bi">liotecaG ~o B1anco

·, ,,,,, tamente el derecho de quejarse, después de tanta ignominia escrita y dicha". Y esto más: "Mussolini ha encontrado demasiado benévola la conducta de la mayoría por cuanto el Hon. Matteotti ha pronunciado un discurso monstruosamente provocador que habría merecido algo más tangible que el epíteto de "masnada" lanzado por c-1 · Hon. Giunta". La Grande Italia, de Milán, órgano de los "arditi" fascistas (Volpi y "camaradas") decía: "Matteotti es una molécula de esta masnada que pronto la última ráfaga del buen sentido y un ademán enérgico del duce se encargarán de "barrer". El "ademán enérgico" no se hizo esperar. En la tarde del día antes recordado, hace cincuenta años, al salir Matteotti de su casa, en Lungo Tevere, al mediodía, fue apresado violentamente por los . sicarios de Mussolini, introducido a la fuerza en un automóvil y llevado a la campiña romana. La resistencia opuesta por Matteotti fue, como se .comprenderá, inútil y ante su negativa a abandonar la lucha política, se lo golpeó brutalmente, hiriéndolo en forma mortal de una puñalada. Los mismos asesinos refirieron luego que las últimas palabras del mártir fueron éstas: -Matadme, pero el ideal que yo defiendo no lo mataréis 'nunca. La idea no muere .... Y mis niños se sentirán orgullosos de su padre .... Y los trabajadores bendecirán mi cadáver .... ¡Viva el socialismo!" Nada revela mejor y. más elocuentémente la fibra de luchador de Matteotti que esta profesión de fe suya frente a la muerte y ante sus asesinos. Durante muchos días la familia y los amigos desconocían la suerte de Mateotti. La prensa oficial -anota Oiga Olberg-, se hizo telegrafiar desde la frontera que habíase ausentado al extranjero, agregando por su cuenta la miserable insinuación de que había marchado con una mujer. Después, la hipocresía: Mussolini que le dice a la esposa de Matteotti: "Espero devolverle vivo a su marido", cuando en sus manos obraba el pasaporte ensangrentado del asesinado . . . . El escarnio a que fue sometido el cadáver, las canciones obscenas cantadas bajo los balcones de la viuda, la glorificación de los sicarios y de quienes los habían pagado y estimulado .... Puro estilo fascista! ... : Finalmente, luego de desesperada búsqueda, tras varias semanas, el cadáver fue hallado en un lugar de Qartarella y trasladado a Fratta Polesine. - 11l 011ite a G1r.o 8 ::ir o

Una película reciente ha actualizado el crimen en su dramático proceso y cuanto siguió, en una farsa interminable y grotesca por el lado de la policía y de ciertos funcíonarios judiciales. _ La conmoción provocada por el asesinato fue profunda en Italia y en el mundo. A lo largo de seis meses se mantuvo viva la protesta y el repudio, hasta hacer pensar en la caída del fascismo y el principal responsable del crimen alevoso. Pero en junio de 1925 Mussolini logró consolidarse nuevamente gracias a la renovada complicidad del rey. Otros nombres se sumaron con los años al martirologio de la lucha contra la barbarie fascista: Améndola, Gobetti, Gramsci, Carlos y Nello Roselli (asesinados en Francia en junio de 1937) y muchos más que cayeron por la libertad y la liberación de su patria de una dictadura asesina. * * "Con Matteotti -escribió Felipe Jiménez de Asúa- no caía solamente un político, sino el hombre que, por su concepción humana de los seres y de los hechos, ejercía una función de awstolado. Ahí está a través de los años, a través del tiempo, ~u i:,iombre, estimado y admirado por las multitudes. Su aniversario es siempre un· recuerdo que liga a, todos los espíritus democráticos en un firme deseo de redención ,en una enérgica protesta contra los adversarios, cuya fuerza es el único puntal de su dominio" .. Así es, así debe ser, con mas vigor y firmeza cuanto más graves sean los peligros que amenazan a la democracia social y a Íos derechos del pueblo. El totalitarismo ensombrece el horizonte de nuestro mundo, ora por la vía de los planes de domesticación e infiltración del comunismo en sus variados rótulos, ora por las dictaduras vémaculas que agitan consignas salvadoras e ideologías revolucionarias y solo persiguen someter a los pueblos por la demagogia, la violencia y la mentira, a sus ambiciones de mando y al lucrativo predominio de sus jerarcas. La terrible experiencia del fascismo y del nazismo, que dejó en herencia millones de muertos, ruinas, desolación y miseria, recuperados los países que lo sufrieron para la vida democrática y civilizadora no parece haber si<lo lo suficientemente convincente para alejarlos de nuevas calamidades y vergüenzas . . El ejemplo de Giacamo Matteotti -banc;Iera y lección para los hombres libres del orbe -y de todos los que lucharon y luchan por - 12 - Bibliotne,a Gino B1ar o

la libertad y la justicia-, ha de ser por siempre fuente de enseñanzas y acicate para no desmayar en la ardua y muchas veces dramática batalla. Y quiera nuestro destino que los jóvenes recojan el mensaje que un día. les dirigiera Matteotti y sepan materializarlo en la acción cotidiana, a cubierto de falsas ilusiones y de engañosas prome- .sas de los empresarios del -despotismo. "Los jóvenes de hoy sienten una sola cosa --dijo Matteótti-: que el aliento se apaga en la garganta porque ya no hay libertad, que lo que domina no es el conocimiento científico o la competencia, sino la brutalidad del garrote. Y los jóvenes odian la prepotencia. No toleran que Italia tenga que ser gobernada siempre por la violencia, sea la de Radetzky, sea la de Mussolini." Juan Antonio Solari (La Vanguardia, Buenos Aires, 29 de mayo de 1974) - 13-

B bhr tE e El día 28 de octubre de 1974. se te1m!no de Imprimir este folleto en los talleres de la IMPRESORA DEL PLATA, San José 1641, Buenos Aires,

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