Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

MATTEOTTI no tan sólo sin consultarla P11 su Yoh111tacl y sentimipntos, pero sin siquiera permitirla saber qué libertacles él ha tomado eon su·sangre y su dinrro. Jamás, C'll ni11- ~(1n tiempo, un déspota o a nar-quista fué tan enteramente libre. Los resultados, sin embargo, parecieron meno: satisfactorios. Muchos de los soldados fascistas cra11 11ovicios sin entrenamiento o veterano!! can ·ados; un porcentaje considerable estaba constituído por hambrientos desocupados que se habían enrolado para trabajos en Abisinia o en alguna otra píllte, y q,1e se enteraron recién en alta mar de qne PI barco se dirigía J,acia el oeste, a Cádiz. donde furron luego desrm ba rcados, amontonados en camiones y enviados a un ine<-perado campo de batalla. El gobierno ele Franco :fué oficialmente reconocido por el fascismo y el nazismo en J10Yiembre, demasiado prematuramente. La marcha sobre l\ladl'icl había sido pre-figurada como una más en la larga histor;a de las marnhas fasci:tas, con el ritmo usual .'" el vitoreo in-esislible; otra hazaíía como la marcha sobre Roma, o sobre el Vaticano, o sobre Berlín, o sobre Addi,3 Abeba, o sobre Ginebra. Pero sucedió lo inesperado. Había un larguísimo trecho qne hacer para llegar a :\fadrid; y se l1izo todaYía más largo cuando el ejército de Franco se fijó en un suburbio de Madrid, para revolver. e así por meses ? estaciones y como si hübiera sido cogido por lo diPntcs de una trampa gigante. , 'I'odavía un vuelco ocurrió en alguna parte, de alguna manera, en el medio <le1 invierno. Inmediatamente después de haber firmado el último co1wen io caballeres co con Gran B-retaña, :i\Iussolini se apre• suró a reforzar su ejército ele ocupación en Andalucía, en proporción a su objeto. Las fuerzas italiana con charangas y banderas al frente, entrnron en Málaga el 8 .Je febrrro de 1937. l\Iuchas gentes hasta entonces lrnbían caído en la habitua·: beneyolencia hacia el fasci. mo italiano, creyenPág. 41 do cfo buena gana que Hitler, y llo ::\(11.,solini, era el verdadero inva:or de E,;paiía. aún más: declarando {¡ue el Dnce "l' sC'11t ía intranquilo a la idea de que Alernauia r,ucliera establecerse definitivamente en el i\Iediterráneo. Ahoea la desconcertantl' evidencia. atravesando hasta la arena dt• lr. avestruz, se reconoció con sentimientos c,i. coutrados. Una gran parte ele la opinión británica, y no la menos importante. acogió alborozada el rumor ele r1ue C'l <'.iército leal se estaba des.haciendo y que lus \'Ol11ntarios antifacistas pensaban con nostalµ-ia en su patria y contemplaban con el eorazón aliviado un rápido .final de la "gnrna civil". :i\Iussolini pensó que había llegado el momento de levantar un extremo del wh del secreto ante su naeión y permitirle qne ,uviera una vi.slumbrr, hasta entom·es proltibid a, del hecho que I talic1 estaba cmpeííada en una guerra y que la e,;taba g-anando. Los diarios recibie'ron ordt•u de alabar con com·eniente fen-or la pal'le qu:· habían tenido los "\'Oluntarios" fascistns en la captura de :Málaga y que . t>¡rní1111knienclo en la redención de la rnH•i611 lil'l'- mana española del peligro rojo. Se rno.~- lró e.11muchos teatros italiano. una película, de los acarreos italianos, de lo.~ cationes italianos, de los soletados italianos dll Málaga, que sourríau desde la pantalla a sus asombradas novias y rnaclt·es <fllf' si· encontraban entre el público. Poco ti{·mpo de.spués se retieó la película como 1111 hors cl'amvre que no debía quitar PI apetito e11 vista de platos más fuHl<'s. La arremetida final de la 1m11·eltasobrf' }Iadrid fué establecida parn el ml'.~ de marzo. El intervalo fué llenado t·u11 las matanzas en masa ele Addi Abl'ba \" con una illcursión de los marineros 111,('istm; en Shanghai, para destruir el prnyectO!' ..- flar una lección a los propietarios de 1111 einema qne divulgaba la co11t1ui!-,taele Abi- !-inia bajo una luz más favorable a la verdad que al fascismo. A principios de la

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