Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

Pág. 38 MA TTEOTTI TIRSO LORENZO COMEOLDOLOURN, MISMO AFADNEBEUNIRNOS T"rsn Lorenzo (Dir¡>cto,· de "España R¡,publlcana") Recordar a :\Iatteotti, el mártir de las libertades italianas, en el aniver. ario ele 1:n asesinato, es ho?, para nosotros lo:;;españoles, sumergirnos en el abismo de 1rnestro propio dolor. Ya no es sola Italia, la Italia liberal y gloriosa de Garibaldi y Mazzini. la que llora con el puño en alto y en gesto de suprema indignación el crimen alevoso clel fascismo, desaprensivo, destrnctor e incivil. En España, la saña apoca 1íptica de esa hidra infernal que surgió sobre el planeta como un· signo fatídico y abominable, ha elevado al colmo la cifra del cruento mal'tirologio y ha inundado de sangre y de do)or el suelo de nuestra patria. Y si el crimen de Matteotti nos había, em;eñado a encauzar nuestr0.s odios contra ese monstruo salvaje que inició su existencia, cien veces maldita, alimentándose de sangre inocente, la carnicería que ese rnismo monstruo, ávido de ensanchar sus dominios infernales-, sembró sobre nuestro:;; hoga1'es, nuestras ciudades y nuestros campos, templó nuestros corazones en una explosión magnífica de odio irreconciliable y en un designio arrollador que nos mantiene ya, irreductiblemente, comprometidos a una cruzada que deberá ser decisiva e implacable. Ya no será sólo la Italia liberal y gloriosa quien llore, con el puño en alto en signo ele suprema indignación, la gloria ■ del mártir y jure sobre sus cenizas por el des-agravio y la libertad escarnecida; con esa Italia, liberal y gloriosa, están los españoles sufridos y convencidos; está ese pueblo grande, digno e invencible que se cuadró también frente al fascismo eriminal y oprobioso, sin conciencia ni espíriritu, y contra sus cómplices, jurándoles odio a muerte; ese pueblo que nunca sucumbirá del todo porque su fuerza de ánimo es inmensa, y son imperecederas las causas en que la humanidad propiamente dicha defiende .-=ns má5 sagrado :í'urr0s ~spirituales. Sea el nombre glorioso e inmortal de Matteotti, el signo, la enseña11rn que. multiplicada enormemente bajo una rg-ida de sangre sin igual, a través de los años con el tormento de la sacrificada España, nos lig-ue a españoles e italianos antifascistas en el afán común de enseñar al mundo que no ha? sacrificio estéril ni lucha infecunda cu?,ndo se realiza por nobles ideales, por la justicia y por la hnrnanidad. Y en la adversidad que todavía nos persigue, templemos cada vez más nuestro~ ánimos para no desmayar liasta YC't· a lo~ pueblos civilizados y dignos, libres de las garras monstruosas ele esa peste fascista que vmo a perturbar el munclo para suplicio de la humanidad y escarnio de la vida.

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