Pág. 36 más notable que en cualquier otro país adonde se dirigieron los prófugos del fascismo, y se ha trocado en uno de los factores má potentes, tal vez decisivos, de la actual orienta-ción democrática de los Estados Unidos. En manos de italianos --hijos o naturalizados- están la vicegobernación del Estado, la alcaldía de Nueva York, puestos directivos de importantes administraciones y obras públicas, cortes, juzgados, escuelas, sindicatos, y hasta la pre. idenci,i, del "American Labor Party' '. Si en todos los países de emigración los italianos hubiéramos tenido el mismo comportamiento (unirnos al pueblo, vivir su vi(ln, en vez de apartarnos en un obscuro, estéril y receloso aislamiento), quizás no contaríamos con tantos fracasos. Pero nunca es tarde para corregirse. Lo mismos gobierno: de Francia e Inglaterra. MATTEOTTI re pon ables de las derrotas trágicas por las que sacrificaron a pueblos libres, eomo el au tríaco, el checoeslovaco y el español, parece que tienden a rectificar hoy su vieja actitud vacilante y renunciataria frente a las dictaduras. Colaboremos, por 1o menos, para so. tener y reafirmar esta orientación má digna, iniciando, nosotros también, la segunda fase de nuestra acción antifascista-la fase constructiva-por la que nos convertire1:ios, de huéspedes, en ciudadanos del país donde residimos; y, al mismo tiempo, impondremo a nuestra existencia, hasta ahora malograda, un objetivo concreto : luchar por la libertad de la patria de nuestros hijos, lo que vale decir, en fin de cuenta , contribuir también, desde el sector de la emigración, a la lucha general por la libertad de Italia y del muncl0.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==