Pág. 3J NICOLAS CILLA ANTIFASCISMO· SEGUNDA FASE Nicolás cm,-,, Si tuviéramos que efectuar el balance de la acción antifascista desde fines de 1926 -época de la gran ola de emigración de los mayores y mejores exponentes de los partidos democráticos- hasta la fecha, el saldo no resultaría favorable. En un primer tiempo, esta excepcional emigración, representada por la "érlite" política italiana, se estableció en su gran mayoría en Francia, Bélgica y Suiza, foméntando en estos países la constitución de centros de aquellos mismos partidos y gremios que habían sido disueltos en su patria. Era ,convicción general, entonces, que el descontento popular, ¡a crisis económica y la desconfianza del extranjero para ·con el régimen culpable de crímenes como los de Matteotti, Améndola, Pilati y 'el Padre Minzoni, habrían provocado, de' un momento a otro, el derrumbe. Muchos tenían sus equipajes ,listos, para volver en s-eguida, con el primer tren; otros, ha'stá llegaban a preocuparse de confeccionar la lista de los ministros para el gabinete de la flamante República Italiana ... En la espera, esos cenfros surgidos en e,l extranjero -en representación de los partidos republicano, socialista, comunista y hasta de la Confederación General del Trabajo- subsistieron únicamente como otros tantos apéndices c1e sus respectivas "matrices'' italianas, o sea, como pequeñas ■ •~., islas políticas italianas ("colonias", en el significado tradicional) esparcidas en los países de Europa. Al principio, hubo una vinculación entre ellas y también cierto programa mínimo común, sostenido por la "Concentrazione Antifascista", que despertó grandes esperanzas. Pero, después de unos años, la "Concentrazione" se disolvió, mientras que otro movimiento se había formado para consagrarse cada vez más a la acción ilegal en Italia: "G.,ustizia. e Libertá''. Paralelamente, también los centros políticos de la emigración se esforzaron en seguir el ejempl0 y, en noble emulación, "G. e L.", socialistas y comunistas supieron renovar los episodios de los· conspiradores del "Risorgimento": los protagonistas de "Fontamara'' y de "Pan y vino" no son personajes ficticios de novela, sino personas reales de la historia contemporánea de nuestro país. Pero, estos casos, fueron como estrella~ fugaces en la noche ~ pequeños surcos de luz y de fuego -trazados con sangre de héroes- e; las tinieblas del cielo italiano. Mientras tanto, la acción en el extranjero continuó en un aislamiento estéril. Hubo incomprensión por parte de los partidos y gobiernos democráticos europeos, que continuaron juzgando al fascismo como un fenómeno italiano; pero hubo, poi·
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