Pág. 29 El precursor del fascismo Nicolás Maquiavelo ).'Iás que a nn domesticador, hay que Y~r en Maqniayelo a un teórico qne da reglas para domar a los 1 hombres. Actitud qu~ Hace de un concepto profundamente pesimista, pues malo e incapaz de mejoramiento re\'elábase el prójimo para aquel florentino ~njuto y singnlar. "La malignitú, es<:ribía. non e clonia da te11ipo,ne pla· c«tci di, alciin d,ono". Ni llegó a pregunta1\Se' si aquella maldad podría P.n gran parie fe,i· fruto dr. las circunstancias, y mer-ma.r 0 desaparecer con ella. La acertaba &'9Í, como consecuencia de algo natural, troc{mdola en base de su filosofía realista, sin horizontes morales, tl'aducida eu lllli Ienl!uaje inimitable, sintético y frío -de ob6en-ación científica. En< 1rna sociedad de egoístas y perversos, ,'fin míis ley que sus intereses y pasio- !lef-;; duro, interesado y sin escrúpulos debía ser el dominador. Maquiavelo lo pinta ele auerpo entero ,en el tejemaneje de su acción política. Ya no es el tirano ideal, esbozado mf1s que estudiado por Platón y Aristót,ele ·. Aquí es un hombre entre los hombres, pero más precavido, imperioso e inteligente que los otros: casi diría una imagen práctica llel superhombre nietz • :;chiano. Y con tanto acierto detalla ~~u;; r-ubterfugins, que muchos creyeron ver una ~átira eon intenciones morale.;; donde sólo había un típico retrato. Los románticos, ;;o'bre todo, h:cieron de l\faq uiaYelo un formidable <.:ensor de las costumbres de su :;iglo, Ron.·seau dió el ejemplo, el mismo .\lfieri ,H:eptó aquella tesi,, .r II~1gJ Po':-• HERNANI MANDOLINJ ■ .:olo la inmortalizó con la magia ele su<; ,·ersos: ... quel Gmncle che, teinpranclo lo scettro ai reg11atori gli allo1· ne sfronda, ecl alle genti svcla de ché lagrime groncli e cli che sa1tgue. Póstuma rehabilitación sentimental, bas!'l da en un concepto lírico y completament0 falso. Hacer de Maquiavelo un nurn rr;,. cito que pone en la picota a le~ tiranos, e.s desconocer el abismo que separa al áspero estoico romano del pesimista florentino. Vibra en aquél ]a indigna.~ión. a vece<; mal contenida; en 'éste nunca. ·siente 'l'ácito la nostalgia de la libertad política _y aspira a ella; Maquiavelo ni siquiera la conoce, pues muy otra cosa e<; la ]ibertarl de la que tanto habla en sus Discm~,os sobre Tito Livio. El ideal de 'l'ácito es l3ruto, y en plena opresión es 'l'ráseas; el de !VIaquiavelo, bien u mal, Césat· Borgía. Y l1onra, con César Borgia, al atrave<;acl0 Lorenzo de Médicis y a Fernaudo, C'I ·Católico ,símbolo de crueldad y de perfidia. Y siu embargo, en el Libro 19, Cap. 9<). de los citarlos Discurso,, supera Maquiavelo a 'l'ácito en su indignación contra lo.; malos Césares; pero llO lo hace en nombre de la libertad y de la moral humana. Cúlpaloíi, más bien. ele desorganizaclore,;;; ni puede perdonarle~ su Grueldacl inútil. Digo inútil, pues el crimen justificado por razones poltíicas y~1lepara él tanto o más que la Yirtnd. l\Iaqniayelo. sin duela alguna, hubiera aplaudido la ejecución del duque de Eughien o el cobarde a.-;e,,;inat)
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