Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

MATTEOTTI Pág. 25 FERNANDOGAROSI ALGUNROESCUERDOS SOBRE blACOMOAllEOTTI ■ La Dirección del Partido Socialista Italiano había convocado en Módena, ,m el período más alborotado de los años que siguieron la guerra, una reunión secret::i, de sus más destacados representantes, a fin de tener una idea exacta de la situación y para consultarse sobre lo que habría que ha:cer. Habiendo recibido la invitación, me apresuré a participar a dicha reunión. La hora era g~·ave, repleta de esperanzas y pesada de incógnitas, pero sobre todo turbada por la falta de un programa de acción revolucionaria y de una voluntad decidida de parte de los jefes de nuestro movimiento; errores y vacilaciones que permitían a la clase directiva -en un principio desprevenida y asustaq.a- de reorganizarse, recobrar confianza en sus propias fuerzas y --lo que acaeció después de unos pocos mese::- contraatacar victoriosamente. El debate fué vivaz y, a veces, dramático, pues la mayoría de los presentes estaba sinceramente convencida de la posibilidad de un cambio de régimen en Italia y deploraba enérgicamente la demora en pasar a la acción. La Dirección, acusada de debilidad y de no saber ap1·ovechar una de las muc]ias ocasiones que se le presentaban, defendíase con vigor y prometía mucho -¡demasiado!- por el mañana. ¡Ay de mí\ el mañana nos ha traído, no tan )."ernnndo Guro!')i (Ex cliputa(lo italiano) sólo las "guardias regias" sino que también el fascismo ! Pero. . . volvamos a nuestra reunión. Recuerdo que, a un cierto momento, se presentó a la tribuna un joven <le:~aclo. ágil, elegante, que pronunció nn bre,·e discurso, conciso, incisivo, algo iíspero como tono y argumentos. Pregu11t.:. a un camarada que estaba a mi lado el 11ombre del orador. -Es el compaiíero l\fatteot ti -me contestaron. ¡l\1atteotti ! Este nornbre, casi desconocido a la sazón, estaba destinado a resplandecer unos años después, bajo la rloble aureola del he_roísmo y del martil'in. EL HOMBRE Y E,L ESTUDIOSO Nos hicimos amigos en Roma, en el aiío 1919, después de las famosas, o mal afamadas, elecciones que llevaron a la Cúmara nn grupo de ]56 diputado,-;. rntaclos; a la esterilidad y a la impot~tH:ia. l.ína amistad que, si no llegó nunca a ser íntima, fué siempre cordial y sin nubes, a pesar de las iras y divisiones fntccioni;,. tas. Lo que me placía en Giácomo ~[atteotti, más aún que su hermosa inteligencia, eran aquellos dones, en aparicn..:ia ,-;el'Hlldarios, y que toclo buen polili<JllL'l'O ,1-~ hoy en día pisotea desenfadadamer,te, es decir la modestia, la buena fe y la competencia.

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