No cE!der, resistir, aunque estéis solos, aunque aislados, per'o obrar, combatir. Sacrificarlo todo, familia, privilegios, los deleites materiales y morales de la vida, pero combatir. Sacrificar la vida misma, pero nunca doblegarse. ¡No aflojar! Mientras que un puñado de hombres se niegue a someterse a las autoridades del fraude y de la mentira, la aurora de la victoria no cesará de iluminar el horizonte. La verdad, que una banda de impostores cubre de oropeles y paga con vil moneda, no saldrá, no, del universal tripudio, pero sí de los sufrimientos y de la acción del Hombre. Esto nos dice la vida y la muerte de Carlos RosseUi. EMILIO LHSSU. ••• ROSSELLI Y EL ,,OUABTO STATO,, En un artículo dedicado a la memoria de Carlos Rosselli, publicado en el diario "La Strada" de Nueva York, Emilio Lussu escribe: "Estas exigencias ideológicas llevaron a Rosselli a crear en la ciudad de Milán, el "Quarto Stato" y a compartir su dirección con Pietro Nenni. Como dos mentalidades tan distintas hayan podido colaborar y conciliarse, tendrá que decírnoslo el mismo Nenni." Y bien,· Lussu, lo que ponía de acuerdo a Rosselli y a Nenni, en 1925-26 era la idea de forjar al proletariado una conciencia adecuada a la nueva fase política. Cierto es que entre estas dos mentalidades había una profunda diversidad ideológica. Uno, Rosselli, era un místico, un romántico. El otro, más bien un escéptico. Uno era un optimista, que llevaba tras de sí el perfume de una juventud feliz. El optimismo del otro estaba atenuado por aquel pesimismo que pone en la vida de un hombre una juventud sin alegría y sin pan. El uno, 1legaba a la batalla con una sed de ambiciones que es propia de los jóvenes que poseen moral e intelectualmente grandes cualidades. El otro salía de una durísima batalla, amargado y un poco descorazonado. Por 4 años en la dirección del Avanti! y en la dirección de su partido, se había batido contra el espíritu de fracción y de secta, contra las categorías, contra las frases revolucionarias substituídas a la acción • revolucionaria. En 1922 había hecho la tentativa de hacer revivir el espíritu audaz de la "Semana Roja". La estratificación de las tendencias lo impidió. El uno, Rosselli, intuía estas cosas. El otro las conocía. En abril de 1924 había pregonado la unión de los partidos, por la defensa de las libertades. Y había chocado contra el dogma de la intransigencia de clase. La tarde del 12 de junio -al anunciarse el asesinato de Matteotti- había propuesto la huelga general, la lucha en las calles, el todo por el todo. Les opusieron conjunciones adversativas. El día del entierro de Oldani (obrero asesinado por los fascistas) pensaba en la ocasión suprema de la acción. Les contestaron que Mussolini estaba a punto de ser llevado a la cárcel, y que ... entonces ... La tarde del atentado de Zaniboni, habiendo el gobierno fascista suprimido legalmente el _partido reformista y su diario (La Justicia) había propuesto que el Avanti! saliera con un artículo de Treves, y con el anuncio de que, de hecho y derecho, los afiliados del Partido reformista fueran considerados como compañeros inscriptos en las filas del Partido socialista. Vieron en la propuesta. . . una maniobra. Entonces había abandonado. Y es en aquellos momentos que Rosselli le dijo que era menester no- abandonar, pero sí volver a empezar, continuar. Tengo bajo los ojos una carta de Rosselli a Nenni: Es toda una filípica, y en la filípica está el Hombre, todo el Hombre, del cual, desgraciadamente, no nos queda nada más que el ejemplo y la memoria. Así empieza la carta: "Te a.dvierto que yo haré la revista también solo. . . Sobre todas las cosas, debo dar en estas horas prueba de energía, de carácter, de iniciativa. . . Mas, querido Nenni; si el ambiente fuera distinto de lo que es. . . no estaríamos en la mierda como estamos. Por algo hemos perdido." Hay en la carta un fragmento que todos leerán con profunda emoción: "Tú me hablaste una vez, y de una manera que me conmovió, de Matteotti; y me dijiste que te habría gustado dar la vida por un ideal; así como El la -<lió, y nos encontramos concordes en lamentar la ausencia de espíritu de sacrificio y de sed de sufrimientos. También yo, muchas veces, he soñado poder terminar así útilmente mi vida por tan grande causa." El -sueño se ha vuelto realidad y Carlos ha terminado su vida como Matteotti. Esto no quiere decir que se tenga que ir en busca de la muerte, o que Carlos la buscara. MATTEOTT-I XIV ANIVERSARIO• 44
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