ha puesto deliberadamente, mediante hipócritas manejos,- del lado de los invaso_res, contra la nación agredida. -La República Española tiene la culpa <le haber elegido, por su libre voluntad, un gobiern~ democrático, que representa las masas populares y sus más inmediatas aspiraciones; esto, en Ginebra, se juzga UP..ª mala costumbre política. Pero tjene España, además, una culpa más -grave e imperdonable: tardar: en morir. Porque, si _muy amablemente, a la brevedad· posible, España s~ decidiera a s_ucúmbir, la guerra habría terminado y, resuelto así el enredo de la manera más cómoda, todo volvería a su lugar, exactamente como pasó con Etiopía y paulatinamente no s_ehablaría más en Ginebra de este desagradable asunto. : Millones de proletarios masacrados no valPn, por lo visto, para Chamberlain, Halifax y · Bonnet, lo que una sonrisa del asesino de Matteotti. Empero la República, dando pruebas de una firmeza y vitalidad extraordinarias, continúa oponiéndose a la invarsión extranjera y, detrás de sus libres banderas. está todo el pueblo de Esoaña -(el pueblo más heroico del m'undo entero !) , que río se doblega Íren te ·a la prenotencia y, antes que la esclavitud, prefiere la muerte. Esta inesperada resistencia -que despierta en los trab·ájadoreE:la más fervorosa admiración- indigna. por el contrario a esos buenos señores de Ginebra, que vienen a encontrarse, mu:v molei;;tospor. cierto, entre la pared de la opinión pública mundial que aolaude sin reservas a la heroica España, y la espada de los fascistas que exigen completa libertad de acción en la penínsufa ibérica. . · En estas condiciones las jun.tas de la Liga de las Naciones constituyen tan ,sólo una· comedia vergonzosa, que pasa de io grotésco a lo macabro, de la truha- :n.erfa a la nota trágica. Son reuniones de ~ un· tribunal . de alta justicia donde Jos.,j_ú:eces,.cómplices más o menos directos de' los agresores, tratan a la~ víctimas sin consideración alguna, tal como si fueran verdad_e~os culpables. ¿ Qué es lo que pide Haile Selassie f La_ li_bertad para su pueblo oprimi_do y reducido a la esclavitud. ¿ Qué pide el doctor Koo con tan des-- esperada insistecia ? Ayuda y justicia para China, invadida p-or las tropas niponas. ¿ Qué quiere ese Alvarez del Vayo que habla con tan apasionada elocuencia 7 El permiso, para su país, de comprar las armas indispensables a su defensa. Pretensiones, todas éstas, inadmisibles en Ginebra, y que provocan su encubierta indignación. ¡ Que se vayan esos cargosos e importunos pedigüeños! La Liga es sorda y ciega y sólo conoce una justicia: la de Brenn. Así se van postergando las deliberaciones, en nombre de una pretendida imparcialidad, que pone sobre el mismo plano al agredido y al agresor. El veredicto vendrá luego ... cuando los prepotentes hayan vencido. Entonces, frente al hecho consumado, se justificarán todos los crímenes y se l'Ogará,_ humildemente, a Mussolini, a Hitler y a Hirota, para que vuelvan a .Ginebra, puesto que las víctimas ya han sido eliminadas. ¡ Y será el epílogo de la farsa trágica ! Pero el veredicto certero lo dictará algún día el proletariado mundial, al redimir a la Humanidad de la qpresióE y de la servidumbre. Mientras tanto, los trabajadores chinos y españoles están demostrando a los sofistas, a los cobardes y a los traidores, cómo se defiende la Libertad y cómo la Justicia sólc, se consigue por medio de la unión, armas en la mano y los corazones firmes frente al enemigo y a la muerte . Sólo así, templado por la sangre de sus Mártires y de sus Héroes, triunfará el Socialismo. FERNANDO GAROSI. MATTEOTT-I XIVANIVERSARIO,e40
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