Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

NIC:01.ASC:11.LA Loshermano·s Franco • Al estallar la guerra civil españÓla, la . notoriedad del general Francisco Franco no se extendía más allá de fas fronteras de su país. Para ,el lector- extranjero, ese nombre, mencionado contadas veces en algún cable desde Marruecos, se confundía con la gran masa de los tantos y tantos generales de la monarquía bor-. bónica, del mismo modo que si, en una manga de langosta, se consigue identificaT al azar la más cercana;· ésta piérdese en seguida, al mezclarse con el gris nubarrón volante. No conozco, pues, al ·señor Franco,· ni me hallo en condiciones de juzgar sus cualidades militares, si las tiene. Pero, lo que se· puede juzgar -y condenar.- es la falta de honor del señor Franco y de sus cómplices. Porque los militares sediciosos de España, no estuvieron obligados a continuar bajo bandera al servicio de la República. Fueron ellos mismos que eligieron libremente entre la renuncia (con goce de· sueldo) del seTvicio activo, y la permanencia en: sus puestos: se quedaron en el ejército; ·prestaron' juramento de fidelidad a la República; y, luego, la traicionaron. Conozco, en cambio, como muchos desterrados italianos que vivieron 'en París, a otro Franco, a su hermano Ramón, que fué también prófugo en Francia y autor de proyectos extraordinarios al 35 eMATTEOTTI- XIVANIVERSARIO por mayor -y que nunca .pasaron de proyectos- como atentados aéreos contra la monarquía o, mejor dicho, las monarquías y las dictaduras de España y de Italia. Cierta vez, mientras debía realizar una de sus hazañas, antes de lá fuga de Alfonso XIIJ (volar _sobreMadrid y bombardear el palacio real), vió a unos niños jugando en los jardines lindantes al Escorial, y bastó este heého para que el héroe _ultra sentimental se arrepintiera y ren~nciara a su propósito: ''Ala vista de·los níños -dijo explicando su vuelo malogrado- me faltó el ánimo para lanzar bombas; pues tal vez, en lugar de alcanzar el objetivo, hubiera podido ha,cer una masacre de ~ria turas''. Y no hablo de otro vuelo, también malogrado, que concertó más tarde Ramón con un valiente piloto italiano -confiado en él, como todos lo estábamos- y ·que esperó inútilmente el aparato con el cual debía realizar su plan. Evidentemente, el corazón del as, tan tierno para con los niños de. Madrid, no podía ser de menos para con los niños de Roma. Y una vez más, no se derramó sangre infantil, ·gracias a Franco ... Pero, los tiempos cambian, y ciertos hombres también. Ahora, Ramón ha perdido su ''debilidad'' y, al organi,zar los raids contra Valencia y Barcelona, ·o 'al solicitar ·avíones y más aviones de bombardeo al Duce y .al Führer, para• destruir enteras poblaciones, ya no se siente preocupado por 1~ niñez. · ' Políticamente, _los avatare~ de Ramóµ son más ·maravillosos aún : . verdaderos '' looping the loop'' de conciencia. Helo aquí, en París, al día siguiente d-e las victoriosas elecciones administrativas españolas, anunciador de la revolución contra toda tentativa fascista, y pregonero de la República y de ila Dem.ocracia

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