los que la causa de la justicia se eleva en hostia como sol naciente. El martirio de estos pueblos callad.os y silencioso~, tierras de nadie, que nada hicieron para merecer el flamígero lanc(;ltazo de estos Longinos de la Verdad y de la Razón, será el tormento en donde seguramente encontrará su merecido ese capitalismo sin entrañas que merece los tormentos que en vano se enrollan al corazón de los pueblos oprimidos. Allá va la caravana de emigrantes, por esas carreteras castellanas, llenas de presagios y de reproches. Su imprecación es la bandera que debemos arriar, como cosa nuestra, todos los verdaderos antifascistas. Y esas escenas de hóndo dramatismo, perpetradas por la- barbarie extranjera, constituyen la tónica criminal de los adveTSarios de la civilización, son la· mayor prueba de las reservas morales de un pueblo que sabe resistir hasta venoer. Ese mismo sacrificio· de esas :familias sin hogar, que con el puño en alto, va"Q. semb.rando los caminos de su éxito, de una ejemparidad sin límites, ¿ qué es, sino. prueba de un alto espÍTitu de abnegada serenidad, un .convencimiento pleno de la justicia. de sus anhelos? En su virtud, en su sacrificio, está la mejor gar'antía del éxito de la causa de todos. Calladamente, se va forjando a través de todos los renunciamientos, la gesta que asombrará al mundo. Contra él 'dolor que quema el alma de estos pueblos humildes, ametTallados bárbaramente por unos asesinos alquilados, reacciona. virilmente la conciencia ciuda~ dana. Y en ella está el quid de la victoria final, que no se hará esperar. . . (De "14 División'', periódico d_eguerra) MATTEOTTI- XIV ANIVERSARlO• 34
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