REFLEXIONES SOBRE EL FASCISMO =============:===== a buscar un medio, capaz de detener y tal vez, aplastar al movimiento socialista. El fascismo nació de este miedo y de este interrogante. Frente a la clase proletaria que auspicia y reclama el fin de un régimen de privilegio, éste cree necesario no solamente el defenderse, sino más bien adoptar una posici~n contraofensiva, antes que el adversario esté perfectamente organizado. El fascismo, emanación directa de los grandes capitalistas, surgió con este fin preciso, y es por eso la expresión más clara y elocuente de la voluntad de la burguesía que se siente fuerte aún y que se resiste a sucumbir. Y esta voluntad suprema de vida y de lucha se manifiesta, sobre todo, allí donde existe wn! peligro inmediato, a causa de la potencia organizadora de las masas obreras, como ya se ha manifestado en Italia, Alemania, Austria, Hungría, y otros países; mientras que en los países en los que este peligro por varias -causas no reviste caracteres de gravedad, como por ejemplo en Inglaterra y EE. UU., la burguesía no cree conveniente ni útil, por lo menos en el momento actual, romper la tradición llamada democrática, que ha permitido hasta ahora a los capitalistas cuidar perfectamente sus intereses. El principio de la " lucha de clase '' ha creado el movimiento socialista organizado; el mismo principio ha hecho surgir, por contraste, el fascismo. ¿Se puede negar al .socialismo una doctrina? No. Evidentemente. Y ¿por qué, entonces, negársela a su más decidido y menos hipócrita ·adversario, cual es el fascismo? El fascismo tiene su fundamento teórico en la misma doctrina burguesa, que sirve de regla a la clase dominante y cuya verdadera esencia es la "explotación del hombre por el hombre". Esta teoría es inmoral, y por lo mismo la combatimos. Pero ella se funda, desgraciadamente, sobre intereses reales, materiales y espirituales, de una clase que es, lamentablemente para nosotros, la que detenta el poder. Y esta constatación excluye, en consecuencia, el carácter· transitorio del fascismo, entendido como salvaguardia de un régimen qu<' no se resigna a desaparecer. El escuadrismo, como movimiento de abierta violencia antiproletaria, podrá también desaparecer mañana en los países gobernados por el capitalismo, pero éste reaparecerá en cuanto se vuelva a manifestar el peligro socialista. Es evidente, sin embargo, que el fascismo, en sus caracteres exteriores, y por lo mismo más visibles, antes que doctrina es acción; o mejor dicho: fuerza de acción. Esto explica por qué haya podido triunfar en diversos puntos: a su fuerza, organizada y bien dirigida, el proletariado no ha sabido oponer una fuerza equivalente o superior. Solamente cuando sepamos oponernos, comenzará la verdadera decadencia del fascismo. Pero ¿no será, al mismo tiempo, la decadencia del régimen burgués? La España proletaria, que ha resistido y resiste tenazmente al asalto premeditado de la reacción nacional e internacional, dará tal vez la respuesta a nuestra pregunta. Pero la incógnita española que tanto nos preocupa, preócupa también al mundo capitalista; y esto explica los titubeos de Inglaterra que, amenazada estrategicamente y de una manera grave en sus vías de comunicación imperial, por los amigos de Franco, no se decide, a pesar de ello, a prestar su apoyo al gobierno de Valencia. El debilitamiento de las posiciones estratégicas del imperio, en el Atlántico y en el Mediterráneo, asusta menos a los dirigentes ingleses, que la posible victoria del socialismo en España. Contra su mismo interés nacional, Baldwin y Eden escuchan más las 1:azones de clase. Lo mismo ocurre en Francia. También allí la clase burguesa forma una coalición, aún contra los propios intereses nacionales, en ·contra de la España pi:oletaria. Y es por la misma razón digno de admiración León Blum, el cual, a pesar de la alta banca, la gran industria y MATTEOTTI ___________ 51
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