MARTJ.R HUMANO======================= condena lo preserva para las tareas futuras; porque la miope mentalidad de las oficinas de re<;:lutamiento y del comando militar, considera como " peligroso " el envío al frente de este condenado por oposjción a la guerra - y Giacomo Matteotti fué practicamente confinado, en calidad de artillero, en una fortaleza cualquiera de Messina, hasta finalizar la guerra. Gran suerte para los campesinos del Polésine, los que lo tuvieron nuevamente a su lado no bien terminó la masacre, dispuesto a volver a su puesto de consejero y de auxiliador -i oh! no solamente platónico! - de las iniciativas campesinas; sindicales y cooperativas. No es él quien e encerrará en una visión del deber que, aún ensalzándolo, lo aisle. El deber, él lo entiende como entienden el suyo los campesinos hacia su tierra: humildemente, tenazment~, ahondando el instrumento que la tierra prepara, librándola de parasitos y fecundándola de semillas profundamente arrojadas, con las manos mismas, si fuera necesario. Y así este futuro san Sebastián, elegante y bizarro, de las luchas parlamentaria y de las plazas, nos aparece, ante todo, en el gesto, humanamente bellísimo, del sembrador entre sembradores; antítesis eterna del aprovechador qu·e aspira a dominar. A esta escuela de acción campesina, se deben, pienso yo, las más típicas entre sm; características de combatiente político: . el sentido de lo real que le hacía descuidar, como orador y como escritor, todo lenocinio de forma; el desprecio por los charlatanes improductivos; la ira fustigadora con la que desenmascaraba aquellos que en el movimiento ostentan una devoción más ruidosa que real, y que miran, ante todo, al éxito de su propia personalidad. De ahí su intransigencia moral, la que lo hizo particularmente aborrecido por aquella su perfecta antítesis que es Benito Mussolini. De ahí, por otro .lado, la facilidad con la que se impuso a amigos y adversarios, su cultura, nunca sospechada de arribismo y siempre respetada por su derechura. Y llegó la hora en la que al reconocimiento de su valor siguió el conferimiento de los poderes de i-niciativa y de dirección del Partido. Llegó la hora en la que le fué confiada la tarea histórica de hacer revivir el movimiento socialista italiano, gravemente comprometido por el sectarismo impuesto desde lejos a las masas italianas. Mas tampoco entonces este " ascendido por méritos especiales " se deshumanizó, considerándose un supremo enviado del destino que impusiera el. respeto y alejara el amor. Los colaboradores inmediatos (que son los que conocen mejor a los "grandes hombres") lo idolatraban. Las lejanas reuniones (a menudo clandestinas, porque el fascismo estaba ya en el poder) lo esperaban con ansia fraternal. Su pasión se comunicaba, desarmaba las envidias, y suscitaba la cooperación de todos : de los ancianos y de los jóvenes. A su alrededor,, no cabía mezquindad; al contrario, era irresistible la necesidad de ayudarlo y de imitarlo. Tampoco esa atmósfera exaltante lo hizo renunciar a la juvenil, humanísima pujanza que estaba en su pensamiento como en su porte. Y todas las veces que le fué posible no se p;rivó del gusto de cumplir MATTEOTTI _________________________ 37
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