habiendo hablado en el exterior como habría hablado en Italia, espera con impacincia la hora de la rendición de cuentas, la hora en que podrá ser juzgado por los trabajadores italianos, no a través de las mentiras y las injurias de la prensa fascista, sino través de una libre polémica. Ese día, a cuya realización el Partido consagra todas sus energías, llegará. Ved, trabajadores, adónde el fascismo os ha conducido .. Las finanzas públicas tocan los extremos; la economía del país es una vasta ruina; Italia está aislada de Europa; antes que las sanciones hubieran entrado en vigor el gobierno se ha visto constreñido a recurrir a medidas draconianas, a los contingentes y a la colecta del oro, para sostener una guerra iniciada hace apenas un mes; el costo de la ·vida aumenta eada día y la miseria es más espantosa; en el frente etíope el valor italiano es puesto a durísima prueba, en una guerra de eruel iµjusticia, entre pueblos que defienden su independencia y que tienen en el clima, en el desierto, con las enfermedades tropicales, en la naturaleza del suelo, aliados formidables; lo que debía ser un paseo militar se revela una guerra "dura, y duradera", según la expresión del mariscal Badoglio; la eonciliación esperada por vosotros y auspiciada escapa por las contradicciones insolubles en que ha incurrido Mussolini rechazando antes de la guerra un compromiso más allá de lo cual la Sociedad de Naciones no. puede ir y que él no puede ahora aceptar sino confesando haber hecho una guerra para nada y haber dilapidado, para nada, 4 ó 5 mil millones; cada día que dure la guerra será sangre derramada y millones despilfarrados. Continuar por este camino es una. locura, peor aún: es un suicidio. El ciclo se cumple con un rigor lógico•·y despiadado: después de la Sadowa diplomática en Ginebra,' después de la Sedán económica en el país, el fascismo va en Africa hacia la vergüenza de un Adua o de una · Fasoda empeoradas, hacia una capitulación in extremis, sin dignidad y sin honor. Es ahora, en este momento, cuando vienen hacia nosotros los portadores de absurda~ y viles conciliacionse y nos dicen: "Basta de luchas fratricidas, tregua entre los italianos frente al enemigo, detrás del fascismo está la patria" . . Estos mienten· o se engañan. La patria no está detrás del fa.seismo, sino bajo los pies del fascismo, aporreada como la libertad. Los enemigos que hay que combatir no están en Addis-Abeba, y menos aún en Ginebra: el enemigo es el fascismo. Si el fascismo perdura, la nación .está perdida por un par de generaciones. La unión del pueblo italiano debe hacerse en torno a pocas ideas claras, simples, instintivas. ¡ Paz. con Etiopía! • MATTEOTTI • XII ANIVERSARIO
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