Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

de una gran conferencia económica mundial para estu'diar y resolver el prc,blema de las materias 'primas y el trabajo. El fasci!!mo no se preocupa de estas cosas. Tiene necesidad de gloria, de poder, de prestigio. ¡ Perezca el país mientras la facción triunfe! 1 e IV LA PROVOCACIÓN CONTRA LA LIGA DE LAS NACIONES En Italia por mucho tiempo se ha mantenido la ilusión que Mussolini -antes de lanzarse a la empresa africana- se había asegurado la colaboración de Francia e Inglaterra. Después de los acuerdos ítalo. franceses de enero 1935 y de la conferencia de Stresa -reunida en pleua crisis de relaciones ítalo-etíopes- los fascistas decían que la contra partida de la adhesión fascista a las sanciones morales contra la vio'lación alemana de la parte quinta del tratado de Versailles, está representada por el reconocimiento del derecho italiano al protectorado en Abisinia. Esta inducción o deducción del "fascista de la calle" era lógica y natural. Del punto de vista del más elemental buen sentido es verdaderamente mconcebible e inaudito que Mussolini se haya pronunciado contra la violación alemana de las cláuculas militares del tratado de Versailles en la víspera de s11imitación de Alemania al pasar sobre el texto y_ el espíritu ue los pactos firmados por él. Se podía por lo tanto suponer que él estaba de acuerdo con el Quay D'Orsay y el Foreingn Office sobre la maned de obtener satisfacciones en el conflicto con Abisinia. Nada de eso existía. Naturalmente, Mussolini no se creyó obligado a dar al país la menor explicación de su manera de proceder. No convÓcó ni la cámara (de payasos), ni el senado y ni siquiera el gran consejo fascista. En compensadón en los Parlamentos extranjeros se ha hablado y discutido. ' En la cámara francesa¡ en la sesión del 22 de marzo de 1935, en el momento de la ratificación del tratado entre Francia e Italia el señor Laval dijo textualmente: "Nada en los acuerdos de Roma ni ~n las conversaciones sucesivas para su aplicación atenta a la soberanía, a la mdependencia y a !~ integridad territorial de Etiopía que están garantidas no sólo por el acuerdo franco-anglo-italiano del 13 de diciembre de 1906, sino por el pacto de la Liga de l¡¡s Naciones de la que las tres potenciªs limítrofes y Abisinia forman parte". Esta afirmación del ministro francés es rigurosamente exacta respecto al texto de los acuerdos de Roma, aun cuando pueda discutirse lo que implique polítfoa personai del señor Laval. El ministro inglés· de Relaciones Exteriores, hablando en la Cámara de los Comunes en la sesión del 22 de octubre de 1935, ha sido IllJUY MATTEOTTI • XII ANIVERSARIO • 34

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