puede decir, del movimiento socialista italiano, que desdc 1880 ha sido la vanguardia de todas las batallas por la libertad y el promotor de todas las luclrns que debi'an hacer, de una plebe acobardada y esclavizada, un proleiariado consciente de su mision historica. No era, pucs, el mero caso dc hacer en 1919, del Partido Socialista el centro de todos aquellos que queri'.an renovar las in ·tituciones y crear, sohre las ruinas del Esiado pseudo liberal, el Estado republicano y socialista. El Partido Socialista aparecfa en aquel momento corno el solo capaz de g-uiar las masas bacia soluciones positivas. Su fucrza polftica y sindical era enorme. En cuanto a su fuerza clectoral, basta recordar tre.· cifra e;;: en Milan, capi tal moral de Italia, las eleccioncs dPI 16 Ò<>noviembrc dc 1919 daban los sig-uientes rcsultados: Turati (socialista), 198.314 votos; l\Ieda (popular cat6lico ). 117.614, y Mu~solini (fascista), 9.064 votos. Y, sin embargo, cuatro anos Ò<'spués, debfa nroducirse h1 marcha fascista sobre Roma. F,n virtud de cuales ncontccimientos 1 .. • • En e:ste momento es necc:sario darse exacta cuenta de las condicioncs creadas en Itaria por la guerra y dc los obicfo·os dc la accion sociali. ta. Cuando se cxami,rnn aicntamcnte los succsos italianos del post-guerra, noi:; sorprende esta consta tacion: dcsde todos los pnntos de vii:;ta. Italia presenta todas las caracterf.-ticas de los pueblos vencido .. Y esto, por cliversai:; razonei:;: ante todo, porque la g-ncrra hahfa imnucsto al pafs sacrificios de Yidas humanai:; Y dc riou<'- 7.as, dcsproporcionada. a ~us med io8. Lueg-o, porauc Italia, no ci:;tando en <'l n11111Pl'oile los paiscs no,· los cualc,:; se PocHa hacer Yalcr el hecho. o el pretexto, dc ·una ag-resi6n, i:;e habfa Pncontrado, dcspués del tenible evento. frente a una lncha dolorosisima y cruel Pntre partidariog y adversarios <le la intervenci6n. En fin, por- <JUelos patt·iotismoi:; proclamaban la estahili<lad de los sacrificios soporMATT~ò'l'Tt tados por el pa, s ~' acusaban al gobicrno de saboiear la victoria y, a los aliados de ayer, de haberse coaligado contra Italia, con el fin de negarle las recompensas de orden colonia! y econ6mico. a que se pretendfa tener derecho. En estas condiciones, el postguerra se presento particularmente arduo y el régimen liberal-parlamentario se encontr6 frente a dos oposiciones: la proletaria, capitaneada por los socialistas y la patriotica, capitaneada por Ios nacionalistas, a los cuales debfan a fines de 1920, sust.ituirse los fascisias. Dc aquf el tumulto perman<'nte en el pafi:;; de aqu{ el enaltecimiento del Estado y de la vie- ,ia clase poHtica dirigente quc era inC'apaz ya, de asnmir la jefatura y la dirccci6n. En talcs condiciones i cual fué la acci6n socialista f Los socialistas comprendieron inme<liatamcnte quc la g-ucrra habfa abicrto en Italia una fase revolucionaria. Ningun compromiso era posiblc, no por la voluntad de esta o dc aquella fraccion, sino por qne la oposici6n socialista a la guerra, y la lucha contra los tratadog, y por la repuhlica sovietista, que a Rusia haMa abicrto cl ciclo rcvolucionario, hacian objefrrnmente impo.-iblc tender pucntes dc accrcamicnto cntrc las clases y los pariidos. Pero, no obstante esto, e:; injusto rcprcscntarse la acSiempre con el que gana. PIO Xl: Deme " La Marsellesa ".
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