MATTEOTTI -' 'Preocupese sobre todo - me decia, temblorosa, la seiiora Isabel, la primera vez que la vi llorar - preocupese sobre todo de la pobre Velia. Yo. . . yo podré tal vez seguir viviendo. Tengo mi poca tierra para vigilar mis pequeiios intereses que cuidar ... Pero ella ... es ella, la infeliz, la que lo ha perdido todo. i No piense en mi ; piense en la pobre Velia!'' de Italia el apoteosis del crimen, hasta que los verdugos, aun temblando, respiren y sigan la orgfa ... Desde ciuco mcses, ya, la sefiora Isabel se ha reunido a su Giacomo en la tierra negra. Pero que no espere descansar todavfa. El esE_ectro del muerto produce aun mucho miedo. Las dos almas no descansaran hasta que aulle por las calles Pensad, queridos italianos, q1.te la Republica espa?'folaos venga·ra. Ved como en itn miniito cay6 en Espafia el poder de quince siglos. La tirania es hierro cuando los pueblos lo consienten, plurna y frozo de papel que se lleva el viento cuando los vueblos se alzan contra ella. La brava Italia se levantara tomada de la mano de sii herrnana Esvana. La sangre de Matteotti sera vengada. RODRIGO SORIANO. Montevideo, :Mayo de 1931. FELIPE TURATI: Ha sido el fundador y es el jefe del movimiento socialista italiano. Su vida se confunde con 1a vida misma del Partido Socialista. Joven ap6stol del marxismo, habia conocido, en 1894 y 1898, la violencia de los tribunales militares y la prision, de la que lo libertaron los electores de Milano, enviandolo a la Camara, en donde se sento, honrando la tribuna parlamentaria, durante treinta afios. Hasta que, después del asesinato de Matteotti, que era para él, mas que un disèipulo, un hijo, no salio del Parlamento sino para tomar con el Hon. Améndola la direccion de la hist6rica campana del Aventino. Vencido por la fuerza, el derecho, Felipe Turati tomo, ya septuagenario, la ruta del exilio, para poder continuar, en el extranjero, la batalla por el socialismo, y por la libertad de Italia. En el articulo que nuestros lectores han leido mas arriba, Felipe Turati, hablando de la madre del Martir, evoca las escenas desgar.radoras del hallazgo del cadaver de Matteotti y de los · funerales semi-clandestinos. Es esta una pagina de una gran fuerza literaria y de insuperable emotiviclad humana. FILIPPO TURATI,
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