1PODERSOCIAL EN ESPAf;IA de este poder relativamente aut6nomo que es el de la Admlnistraci6n. Portador, por otra parte, de una clara pretensi6n de liberalizaci6n econ6mica que disuelve los problemas que para nuestra lnserci6n en el mercado internacional suponen las vlejas estructuras autarquicas del sistema politico-economico espaiiol. Parad6jicamente, es el propio Estado el que impulsa la liberallzaci6n de la Economfa nacional, desde la fntima colaboraci6n entre la Administraci6n y el gran capital financiero-industrial, que intenta salvar la situaci6n crftica, insostenible de los aiios cincuenta. Emilio Romero - gran protagonista periodfstico en su dfa de la ofensiva " ideol6gica » contra la « tecnocracia " ascendente - ha recapitulado desde su nueva « perspectiva » estos aiios de transformaciones decisivas para nuestra sociedad. " Por los aiios 60 es cuando comienza a verse la nueva sociedad espaiiola, y empieza a ser residual la Espana de 1936. Ya esta en la calle la protesta estudiantil y el desacomodo obrero. Ha terminado el tiempo de los silencios incondicionales. Ya no hay dogmas intramuros del Regimen y por eso los politicos dogmaticos o ret6ricos estan en baja. Los dogmas solamente estan fuera. Aparecen los solucionadores, los gerentes, los muchachos que se han hecho estos ultimos afios en las Universidades, principalmente en las Facultades de Ciencias Econ6micas, en los Bancos, en las grandes empresas, y en las zonas tecnicas-de la Administraci6n publica. Empiezan a llegar los ·tecn6cratas, esa nueva clase de politicos que pedirfa urgentemente Stalin por los aiios treinta para hacer los planes quinquenales, la planificaci6n de la economfa, las obras publica, y la investigaci6n, mlentras purgaba a la vieja guardia de los ret6ricos » (Romero, en Equipo MUNDO, 1970, 13-14). No ha habido purga estalinista en nuestra sociedad - no es el Partido, sino Franco y sus sucesivos gobiernos quienes protagonizan el pode.r polftico -, pero sf « renovaci6n de dogmaticos por gerentes » (Romero, loc. cit., 14). En el ritmo acelerado de la expansi6n econ6rnica, con su frenetica circulaci6n de hombres y posiciones que se reproduce en el reflejo caricaturesco del ,trafico rodado madrileiio, se disuelven tantas grandes palabras, se consumen tantos lenguajes, que muchas f6rmulas absolutas de ayer apenas perduran hoy como residuos dogmaticos, vaciado su contenido en la esquematica racionalidad burocratico-empresarial, incomparable semantica para la organizaci6n eficaz. Emilio Romero es un testigo de excepci6n, convertido ahora a la nueva Razon de la Economfa Politica. Oue empujada desde las burocracias publicas y privadas, desde la Administraci6n y desde el Capital financiero; 105
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