Interrogations - anno IV - n. 9 - gennaio 1977

PEDRO B. BARCIA ponedor, moderador, a veces como peso muerto, pero siempre como expresi6n de las exigencias sectoriales del Estado. Los ricos del campo que habian comenzado a labrar sus fortunas en las dos ultimas décadas del siglo anterior y habian dado sustento econ6mico a la constmcci6n de una Naci6n hecha sobre la base de escasos rudimentos administrativos centrales, descubren repentinamente que el « paquete » del pais amenaza con irseles de las manos. Y no quieren ni pueden tolerarlo. Tuvieron energias para estructurar un complejo productivo que di6 riquezas y sostuvo el peso amorfo <le la ciudad; tuvieron capacidad para erigir un imperio y desbrozar un desierto ubérrimo, tuvieron imaginaci6n y capacidad de trabajo para producir un formidable avance tecnol6gico en un medio abandonado a la buena ,del destino. cAdmitirian ahora perder la conducci6n por una nimiedad? Seria muy dificil afirmar que, hasta ese momento, habian decidio los rumbos del poder. La concertaci6n tacita de sus relaciones con el Estado se habia limitado a aquella formula: el Estado daba garantias, ellos daban ·dinera, se les reconocia el prestigio social emanado de las riiquezas y se les otorgaba ciertas injerencias· en el aparato. Incluso se les reconocia calladamente una suerte de presencia por delegaci6n: podian participar de la gran torta que habian ayudado - como cocineros sustanciales, con su trigo y sus carnes - a amasar, actuando como consultores - int,eresados, sin dudas - en las designaciones para algunos puestos claves del aparato: jueces, funcionarios en los cuadros administrativos, algun ministro y, éPOr qué no?, embajadores y jerariquias policiales 6 militares y eclesiasticas, sacando de sus propios rifiones Ios vastagos para crear tales retoiios. Pero una vuelta y una ojeada por la metr6poli, les permiti6 vcrificar que el Poder comenzaba a ocuparse de otras cosas, que la atenci6n ,que hasta entonces les prestaba a sus necesidades, mermaba y, con ello, comenzaba a peligrar el disfrute de sus beneficios. El proceso industrializador embrionario maniifestado en Ios albores del siglo, que se acelera en la tercera década como resultado de la Primera Guerra Mundial que aisla la Argentina de sus fuentes de suminstros manufacturados, obliga a desarrollar ciertas .Jineas sustitutivas y esto trae como consecuencia que la atenci6n del Estado de la sociedad portefia otorgue una prioridad creciente a los mismos, relegando su atenci6n a los requerimientos del agro. Y, si bien seria muy dificil hallar una politica 6 una definici6n industrial en la cond:uci6n del Estado es evidente que el crecimiento 14

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