CART A DE CHILE el primer presupuesto, el Gobierno Allende negoctô con los milttares aumentos sustanctales de sueldos y estos ûlttmos dteron su acuerdo para que una parte de esos aumentos se pagara el 1 de enero 11 la otra a partir del 1 de julto. Cuando llegô el presupuesto al Congreso, la opostctôn se levantô unanimemente contra ese escalonamtento 11 propuso que todo el aumento se pagara a parttr del 1 de enero. El Gobierno de la Untdad Popular, pese· a contar con el acuerdo prevto de los militares, no se encontrô e-n condictones de negarse 11 tuvo que aceptar la propuesta de la oposictôn. No hay discurso pronunctado por un polfttco, Allende en primer término, que no contenga alguna /rase de homenaje a los mtlttares, «soportes de la tnstttuctonaltdad y de la Constttuctôn», etc. iPara qué seguir! También con los milttares se jugô el jitego tradtcional, solamente que exagerado hasta el paroxtsmo. Puede dectrse que la Democracia Cristtana o una parte tmporLante de ella, por lo menos después de marzo de 1973, resolvtô abandonar el juego y comenzar otro: el del golpe milttar. Es mu11probable que sea asf 11st no lo fuera mereceria serlo. En uno de los documentos mas desafortunados de toda su historia, la Democracw. Crtsttana celebrô sin reservas el golpe que acababa de productrse, nt stqutera sin una mencton de homenaje y de respeto a Allende, como aparectô en cambto en el mensaje de los obtspos. Lo tmportante, sin embargo, es justamente que, asf como la Untdad Popular haofa jugado el juego polttico · tradicional, la Democracia Cristiana, cuando lo abancionô, fue para jugar otro juego no menos tradictonal, pero para tiempos excepcionales: hacer entrar a los mtlttares para reconstttutr una posictôn mas favorable, pero siempre dentro de las vtejas reglas. Y esto merece una peque1ia dtgreston. Hubo muchos mas golpes militares en Chile suscttados, espera• dos e tmpulsados, que los que conoce el comun de los mortales. Uno de esos personajes fant asmas fue el golpe «bueno». A esa clase de gnlpe jugô u11a buena parte de la Democracia Cristtana e incluso el Partido Nacional. El golpe «bueno», para dtsttngutrlo de otros, era el golpe que los milttares dartan para asumir el poder temporalmente, restablecer el orden, levantar la economta y . . . llamar a elecctones para devolver el poder a los civtles. En esas elecciones sôlo hubteran votado los «buenos», es dectr1 se habrta exclutdo a los parttdos de itquierda o en casa de votar iodos se harta en condtctones tales que la derrota de la izquierda serfa segura. La mencionada declaraciôn de la Democracta Cristiana se explica porque todavta esperaba que el golpe fuera. «bueno». Tanto es ast que todavfa la · Democracta Cristiana lo esta esperando, postblemente con mauores probabiltdades ahora que antes. Lo esta esperando, puesto que todo el mensafe de Fret a los mtlttares, en su rectente libro, constste en tnvttarlos a abandonar ei poder; 11 ese mensaje no se dirige ctertamente a la Junta 11a sus mas fervtentes parttdariosJ stno a los otros mmtares, a los «buenos» que aun quedan. Ho11 por hou, el juego puede dar resultado. Pero fue una tncretble demostractôn de ceguera total el que la Democracia Crtsttana no comprendiera el fin inevttable de la Untda'd Popular, que ya las regla.s tradictonales carectan de sentido 11que me-nos sentido tenta esperar el golpe «bueno». como mas arrtba se h4 dicho, ambos protagontstas caminaron ciegamente hacia su pérdtda defintttva. Unos 11otros se convtrtteron en el instrumenta de otras fuerzas, las que ahora dominan, que
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