Interrogations - anno II - n. 4 - settembre 1975

RAMON PUIG entonces la recesi6n econ6mica se produjo brutalmente, acentuândose desde entonces, hasta tal punto que en la mayor parte de los sectores la producci6n ha disminuido en una proporciôn que varia, segûn los casos, entre un 10 y un 40 por ciento, al propio tiempo que se acumulan los stocks de mercancias. Sin embargo, este sûbito frenazo de la expansi6n no se acompafi6 ni de un restablecimiento de la balanza de pagos, ni de una disminuci6n de la subida de los precios; el coste de vida sufri6 en 1974 una subida del 17'9 por ciento segûn las estadisticas oficiales, pero que muchos calculan en un 20 por ciento; por lo que concierne a la balanza de pagos con el exterior, en ese mismo afio 1974 las reservas de divisas descendieron en unos 950 millones de dôlares a causa del déficit, aumentado por la subida de los crudos petrol1feros, y durante el primer trimestre de 1975, la pérdida fue nada menos que de 596 mlllones. Esto quiere decir que se exporta menos, que se importa mas, que la industria y el campo producen menos, que la inflaci6n se acrecienta mas, que la situaciôn, en fin, se degrada de dia en dia. Oficialmente, Espafia tenta el 4 de marzo ûltimo 285.202 obreros en paro forzoso, a los que habrâ que sumar los 200.000 trabajadores que en estos meses volverân del extranjero por perder sus puestos en Alemania, Suiza, Bélgica, etc.; también cabe afiadir el paro parcial y la reducci6n que han sufrido no pocos obreros en sus horarios de trabajo. Hasta recientemente, los conflictos huelguisticos que se producian eran fruto de ciertas tensiones producidas por el trânsito de la sociedad estamental agricola a la sociedad industrial; en otras ocasiones respondian a un legitimo anhelo de mejorar la situaci6n econ6mica de los trabajadores. Ahora se trata de no sufrir los efectos de la inflaci6n y de la subida del coste de vida, es decir, de no ver mermados sus ingresos. En consecuencia, no obstante estar la huelga legalmente proscrita, el movimiento huelguistico se amplifica extraordinariamente, lo cual es una prueba de la combatividad recobrada de la clase obrera. De las 124.598 Jornadas de trabajo perdidas en 1963, se ha pasado a un mlllôn en 1973, con un aumento parejo en el nûmero de trabajadores implicados (9). En 1974, el numero de huelgas tue de 2.196 y el de huelguistas ascendi6 a 700.000, con 14 mlllones de horas de trabajo perdidas. <91 Véase la Revlsta Espai\ola de la Oplul6n Publlca, Madrid, octubre-dlclembre de 1974, pâg. 100. '48

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