Interrogations - anno II - n. 4 - settembre 1975

. . RAMON PUIG revolucionario, hallara siempre el equipo tecn6crata necesario para aplicar su politica econômica.) Al Plan de Estabilizaci6n sucedieron en los aflos siguientes los Planes dé Desarrollo trienales, iniciandose el primero en 1964. Pero como denunc16 el economista Tamames, «la falta de control sobre la ejecuci6n y la ausencia de una verdadera polltica de coyuntura, tuvieron como consecuencia lv ruptura de uno de los supuestos basicos del plan, esto es, la estabilidad de precios. Los indices de precios y de coste de la vida se movieron al alza fuera de todas las previsiones, sin que se pusieran en acci6n a su debido tiempo los medios necesarios para evitar esa tendencia alcista, que naturalmente convirt16 en inoperante todos los calculos sobre inversiones, consumo, etc., del programa inicial» (2). El desarrollo, pues, se llev6 a cabo de una manera ca6tica, lo cual no dej6 de favorecer al capitalismo nacional e internacional, que invirtieron am donde mas convenla a sus intereses, sin tener en cuenta las necesidades del pals. Se produjo asimismo un creciente déficit de la balanza exterior de pagos, cubierto con creces gracias a los ingresos por turismo, que en 1972 alcanzaron los 2.610 millones de dôlares, y a las remesas del mill6n de emigrantes establecidos en diversos palses europeos, que en el mismo aflo sumaron 971 millones de d6lares. Corno puede verse, ha sido la prosperidad occidental -turismo y admisi6n de obreros espafloles- la que facilit6 enormemente el despegue econ6mico de Espafla. «Las cifras relativas a los ingresos espaf'ioles en concepto de turismo ponen de manifiesto una vez mas el singular papel que en el desarrollo del pais esta j ugando el turismo. Se ha dicho que tal desarrollo hubiera sido imposible sin los veinte mil millones de d6lares producidos por el turismo en los veinte an.os. No les falta raz6n a quienes as1 se manifiestan. El turismo es nuestra primera industria de exportaci6n y trascendental el papel desempeflado por él, no s6lo para el equilibrio, sino el superavit de nuestra balanza de pagos, siempre escorada negativamente por el capltulo comercial» (3). Todo esto es innegable. Existe empero la otra cara de la medalla: un aumento de la importac16n de productos de primera necesidad, la elevaci6n vertiglnosa de los (2) Ram6n Tamames: La Repûbllca. La Era de Franco. Allanza Editorial-Alfaguarn, Madrid, 1973, pé.g. 472. (3) Informadon. Câmara de Comercio, Industria y Navegac16n de Bilbao, nùm. 1.261, septiembre de 1973, pâg. 9. 36

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