EMIGRACION nunca posibilidades serlas de Imponerse, aunque haya ln!luenclado a veces la lucha revolucionaria --como en la «República de los Consejos• de Bavlera- y haya dado personalidades excelsas como Gustav Landauer o Rudolf Rocker. Incluso el movimiento antlautotltarlo surgido a finales de la década del sesenta y el grupo Baader-Melnhof son de formación marxista, aunque los medios de difusión y la pollcia les califiquen sistemáticamente de anarquistas (48). Pues bien: es en el propio campo marxista que se han dado en Alemania las manifestaciones revolucionarlas más Importantes. No todo el marxismo alemán ha sido oportunista o fiel a Moscú. Ha habido siempre un ala marxista antiautoritaria, que ha combatido el centralismo, el burocratlsmo y el elitismo. Pensemos en Rosa Luxemburg, en Kari Korsch o últimamente en Rudi Dutschke. Todos ellos y otros nombres que no citamos aqul, llegaron por la vla del marxismo a posiciones muy cercanas a las del anarquismo y el anarcosindicallsmo (49). Conclusiones finales S r ALGO CREEMOS haber demostrado a lo largo de este estudio es que el obrero extranjero, lejos de rebelarse contra el medio ambiente en que se encuentra, acaba por ser absorbido y anulado por él. Serla, pues, ilusorio pensar que los diez o doce mlllones de inmigrantes desparramados por la Europa occidental podrán contribuir de una manera decisiva a la lucha anticapitallsta. Serla todav!a más ilusorio pensar que esa mano de obra errante constituye hoy la vanguardia del lnternaclodemocracia. El socialismo y el mo.rxismo, la lucha liberadora del proletariado y la socialdemocracia son ahora nociones idénticas» (Rosa Luxemburg, Réfonne socia-le ou Révolutlon, p. 13, Moscú, sin fecha de edición). (48) En enero de 1975, Andreas Baader, Ulrike Meinhof, Gudrun Enssltn y Jan-Carl Raspe reivindicaron una vez más su formación marxls-- ta. (Véase Der Spiegel, 20 de enero de 1975). Pero a dlterencia del comunismo adicto a Moscú, no difama.ron a los anarquistas. . (49) Karl Korsch, por ejemplo, expulsado del KPD en 1926, como otros comunist,l.s rebeldes a Stalin, sentía una profunda admiración por la CNT, como testimonia uno de sus exégetas: «Korsch seguía con gran interés toda acción y cre1ción independientes de la clase trabajadora, en especial del sindicalismo español, el único movlmtento de masas existente entonces en Europa en que se mantenía viva la conciencia de clase, en el sentido concebido por Korsch. Las colectivizaciones de 1936, en la Espnña republicana, fueron para él un ejemplo de acción obrera libre» lVéase prefacio de Erich Gerlach a Ka-rl Korsch. Man:ismus und Pbllosopble, p. 22, Frankfurt, 1966). 91
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