Interrogations - anno II - n. 3 - giugno 1975

EMIGRACIDN era muy débil, las q_eclaraclones a favor del lnternacional!smo obrero puramente declamatorias. Augusto Bebel y Karl Llebknecht hablan tenido en 1870 el valor de denunciar la guerra imperialista de Bismark contra Francia e tr a la cárcel por ello. En cambio, cuando en 1914 la burguesla alemana pidió en el Relchstag los créditos de guerra que necesitaba para lanzarse sobre Europa, los diputados socialdemócratas dieron dócilmente su conformidad. El Internacionalismo obrero quedó herido de muerte. El partido obrero mejor organizado y más potente del mundo se revelaba de pronto como un fantoche dl$puesto a secundar los planes imperialistas de una burguesla ávida de botin y de sangre. No toda la socialdemocracia estaba podrida, claro. Rosa Luxemburg, Karl Liebknecht (hijo) y otros marxistas de izquierda salvaron el honor revolucionarlo de su pals separándose del Partido Socialdemócrata y fundando el «Grupo Internacional>, transformado más tarde en la Liga de los Espartaquistas y, finalmente, en el Partido Comunista Alemán. La insurrección de los espartaquistas fue una de los últimas grandes gestas revolucionarlas del pueblo alemán, el asesinato de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht una pérdida irreparable para el movimiento proletario de su pals y de toda Europa. Lo que sucedió a partir de ese momento es demasiado conocido y triste para tener que recordarlo: impotencia total de la socialdemocracia durante la República de Welmar, transformación del Partido Comunista en un lacayo de Moscú, auge del nacionalsocialismo, ascenso de Hitler al poder, Tercer Reich y, finalmente, el Incendio dantesco de la segunda Guerra Mundial. La !ase negra que va desde 1933 hasta 1945 extirpó casi por completo la conciencia internacionalista de los obreros alemanes, inculcando en ellos nefastas y demenciales ideas de superioridad racial, que en parte subsisten todavla. Terminada la guerra, la Repilbl!ca Federal cayó bajo la influencia masiva del american way o/ life, convirtiéndose pronto en la nación capitalista modelo de Europa. En el curso de este proceso de amerlcanlzaclón, el SPD echó por la borda los últimos rasgos obreros qu·e le quedaban y se convirtió en un Volkspartei parecido al .Partido Demócrata de los Estados Unidos, sobre todo a partir del· programa de Bad Godesberg. Aunque entre su millón de afiliados existan todavia muchos trabajadores, el SPD es desde hace tiempo un partido regido por funcionarios remunerados, intelectuales, profesores, abogados y pol!ticos de profesión. La influencia de los obreros es prácticamente nula. Pero cedamos la palabra a los propios alemanes. El grupo 89

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