EMIGRACION esta pertenencia flsica a un estrato o clase puede muy bien conducir a una actitud de indiferencia y hasta hostilidad hacia el grupo mismo del que se forma parte. Este fenómeno psicológico se da sobre todo entre individuos pertenecientes a estratos sociales, laborales o profesionales considerados como «inferiores• por la moral convencional, y en general entre la clase obrera en su conjunto, especialmente en una época como la nuestra, esenc.\almente dominada por los valores burgueses de la existencia (32). La tendencia a huir del grupo social a que se pertenece y a querer ingresar en una categoria «superior> es especialmente intensa entre los emigrantes. Una acción politica o ideológica de tipo colectivo presupone un grado de conciencización determinado, una sensibilidad comunitaria que en general no se da entre los emigrantes. Su nivel escolar, cultural y politico es bajo. Una parte de ellos son analfabetos o semianalfabetos. La mayorla no han participado nunca en luchas sociales o pollticas serias, carecen de una formación ideológica siquiera elemental y tienen nociones muy vagas y primitivas sobre la lucha de clases, el sindicalismo y la clase obrera. El emigrante es por lo regular un Individuo apolltlco, escasamente inclinado a prestar atención a todos aquellos problemas que no le afecten a él de una manera directa e inmediata. Si al principio de su estancia en la República Federal el trabajador extranjero tiende, por instinto de conservación y necesidad de calor humano, a buscar la compañ.la de sus compaf\eros de emigración, pasado el periodo de adaptación se aisla y refugia en la vida privada. El nexo con el grupo social es sustituido por lazos más diferenciados y mlnimos con algún amigo o compaf\ero de trabajo. Esta conducta subjetiva ha tenido también consecuencias objetivas perfectamente verificables. En la tase inicial de la emigración surgieron en Alemania un gran número de centros y clubs recreativos y culturales, en los que los obreros extranjeros podlan reunirse con sus compatriotas (33). A medida que fue pasando el tiempo, estos centros desaparecieron o perdieron el atractivo que hablan (32) Sobre la pérdida de conciencia proletaria entre la clase obrera l\Ctual véase mi libro Cultura proletaria y cultura burruesa, Madrid, 1972. (33) Permitaseme una observación personal. Yo mismo fui, durante bast:rnte tiempo a mediados de la década del sesenta, presidente del Centro Espaflol de Darmstadt y tu.ve.ocasión de comprobar de una manera directa el pautat.lno proceso de dispersión y atomización de la colonia española rncHcada en In ciudad y los alrededores. De aquel prometedor ensayo de orgunlzación espontánea no queda desde hace tiempo nada. 81
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