Interrogations - anno II - n. 3 - giugno 1975

EMIGRACION tes a asistir a la escuela alemana. En principio, esta medida persigue un propósito loable, pero la forma en que es aplicada la .convierte en una fuente de injusticia y discriminación. Mezclados con los nliios nativos, sin dominar como ellos la lengua alemana, más tolerados que queridos por sus maestros y condlscipulos, los niiios extranjeros pasan a convertirse pronto en un grupo periférico y marginado. La integración escolar se transforma en humillación. El ghetto surge ya en el recinto escolar. Confrontado con un mundo indiferente u hostil, el niiio extranjero se siente a disgusto en la escuela y pierde las ganas de aprender. Su aislamiento y su situación de inferioridad conducen a menudo al surgimiento de complejos y transtornos pslqulcos. El número de nliios que no acuden a la escuela -parcial o totalmente- oscila entre un 15 y un 30 por ciento. Pero, como seiiala un representante de la Iglesia, «aun en el caso de que acuden no tienen en modo alguno las mismas posib!l!dades que los niiios alemanes• (29). Y otro comentarista: «Es inadmisible hablar aqul de Igualdad de oportunidades. Los nliios extranjeros se ven obligados a pensar en dos idiomas . . . Los más afectados son sobre todo los niiios mayores·. Las consecuencias son a menudo una conducta agresiva y lesiones pslqulcas. La posibilidad de seguir estudiando es en la mayorla de los casos irrealizable. Los liceos y las escuelas de enseiianza media se convierten en un sueiio Imposible. Este grupo garantiza a la Europa occidental un número suficiente de peones para las próximas décadas• (30). As! es: d_e la misma manera que los obreros extranjeros están condenados a permanecer en los puestos Inferiores de las empresas, sus hijos tienen en general cerrado el acceso a la enseiianza superior y media. En muchos casos no llegan a cursar siquiera la enseiianza elemental. Dichos nliios -que suman millones en Europa- constltuyeyn el subproletarlado de reserva que el capitalismo necesitará maiiana para ocupar los puestos de trabajo que no quieran los jóvenes alemanes, franceses, suizos o Ingleses. La juventud de estos niiios no será una edad de esperanza, sino el comienzo de una vida oscura y triste, hecha de humillación y renuncia. (29) Dr. Jürgen Micksch, «Auslanderbeschü!tigung aus der Sicht der Kirchen», en Arbeit und Sodalpolitilk, 6/7, 1973. (30) Relnhold.· Lehmann, «Kinder die schon Geld verdlenen», en Das l'arlameot, 21 de agosto de 1971. 79

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