Interrogations - anno II - n. 3 - giugno 1975

GUERRILLAS ARGENTINAS afios y Jorge Oslnde, coronel retirado, ex jefe del Servicio de Informaciones de Estado peronlsta, que aparecla como la cabeza del aparato de represión peronlsta. La colisión que dej0 el tendal de muertos y heridos e Incluyó varios ahorcamientos punitivos en los pequefios y bien cuidados bosqueclllos que circundan la autopista, determinó que la ruptura, hasta entonces callada y soterrada, se hiciera violentamente pública. La linea Montoneros y ERP-22 de agosto, habla sido puesta a prueba, se habla quebrado y habla sido liquidada en el brevlslmo término de 25 dlas. La linea dura retomaba su viejo poder. Desde ese momento comenzó a desarrollarse un complejo Juego de estrategias y contraestrateglas entre Perón, los Montoneros y el ERP. Este juego paraliza toda manifestación públlca de los guerrilleros, Imbricando todo acto o gesto en un proceso. Desde el exilio Perón habla alentado abiertamente, habla sostenido y ayudado, amparado con su prestigio e Instruido en la medida de su buen saber y entender, a todos los aparatos guerrilleros indiscriminadamente. Ahora, comprometido con el poder, ve volverse contra él el bumerang lanzado y del cual se ha valldo para determinadas facetas de su polltlca. Por supuesto, él no ha sido el Inventor, ni el artltlce de la guerrilla, pero a su amparo, aquella absurda confusión que anotamos, se ha desarrollado briosa y lozana. Ahora el proceso que Imbrica todos los actos de guerrilleros y Per0n tiende a asegurar slmpatlas, adhesiones, compromisos, a recordar techas y promesas, a presentar, en fin, las cuentas por los servicios prestados. Perón no condena en forma Inmediata a los protagonistas de los hechos de Ezelza. Se llmlta a tratar de pasar un trapo húmedo por las frentes sudorosas, a restafiar algunas heridas y a hacer un llamado a la reflexión. En última Instancia, a poco andar, reclama como autores de los vandálicos episodios de Ezelza a los enemigos de la Nación, pero elude lndlvlduallzarlos. De esto se encargan los Integrantes de ambos bandos. Y la lucha en torno del anciano dictador comienza. Quizá el último acto orgánico de adhesión a Per0n y el último servicio prestado a él por la «juventud de Izquierda• y particularmente el aparato montado por la guerrilla peronlsta, fue postergar toda definición y critica de tondo hasta después de los comicios que, una vez renunciado el peronlsta Cámpora, habrlan de consagrarlo por tercera vez presidente. Los Montoneros, los grupos de la Izquierda universitaria, los jóvenes alborotadores de las calles de Buenos Aires, al grito de cdame una mano, dame la otra, dame un gorila que lo hago pelota•, 47

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