PEDRO A. BARCIA sala del despacho del general Imaz. Dichas visitas efectuadas durante los siete dlas previos al rapto de Aramburu, se Interrumpen exactamente el dla antes del rapto. En cuanto a Aba! Medina y Ramus, una hoja distribuida por Montoneros en septiembre de 1973 sostiene que tanto «Fernando (Abal Medina) como Carlos (Ramus) fueron dos Montoneros; si habla algo que los dlstingula era la dureza>. Fernando «era un jefe; pero si no hubiera estado Fernando, Carlos hubiera sido tan duro como él• (Subrayados del autor). Curiosamente, saltando los tiempos y verificando cuál es actualmente el tipo de propaganda antiguerrillera que ejercita el gobierno peronista, el texto señala que Carlos y Fernando «eran dos pibes comunes. No eran resentidos ni drogadictos, ni frustrados que se volcaban a la guerrilla por problemas personales•. Dicho de otro modo, para la represión de todos los tiempos, lo que quieren decir los Montoneros es que Carlos Y Femando eran dos buenos muchachos del sistema, no eran revolucionarios, eran nacionalistas, autóctonos, no se los podia confundir con la ralea marxista, anarquista o internacionalista. Buena parte de la' literatura hecha circular por el ERP, por su parte, se enfila en esta misma orientación ... El lenguaje es revelador, por si mismo, de una incuestionable connotación derechista: los jefes, la prevención y diferenciación respecto de las guerrillas y guerrilleros (aquellos, los malos, drogadictos, procedentes de la izquierda; estos, los buenos, nacionalistas, machazos, generosos, sumisos a una bue~ na doctrina nacional y católicos), la exaltación de la dureza como rasgo positivo de la conducta polltica, etcétera. Son estos los jóvenes que protagonizan el episodio desencadenante de la ola de atentados, asesinatos, raptos, asaltos, etcétera. Tres de ellos (Ramus, Abal Medina y Mazza) son baleados donde se los encuentra por la policia, después de una persecución de muchos meses, sin darles tiempo a declarar, ni ejercer descargo alguno. La cacerla emprendida por la pollcia pareció antes destinada a hacerlos desaparecer de la escena, que a apresarlos para su juzgamiento. Desarrollo de la violencia E L CONFUSO panorama. _que sirvió de marco para la muerte de Aramburu tendió a simplificarse durante los meses siguientes. La violencia estalló en los cuatro rincones del pals. 38
RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==