PEDRO A. BARCIA vez, también !ue apresado. Por tercera vez, su nombre resonó a comienzos de 1960, pero ninguna acción especi!lca lo acompañó. Las otras dos apariciones, vinculadas a episodios predominantemente de propaganda, dejaban sólo un saldo de operaciones de fuerza para •hacer escuchar la voz peronlsta• y un embrión de organización prontamente desbaratado. En 1960 -hacia Junio- la sigla UGA -Unión Guerrillera Argentina o Unión de Guerrilleros Andinos- gana las calles de Buenos Aires y de Rosario. La sigla se esparce; los murmullos hacen suponer que habrá en la Cordillera de los Andes -de alll su segunda versión nomencladora- una nueva •Sierra Maestra•, que la Cordillera es la Sierra. . . Algunos, más atrevidos, después de algunas pequeñas operaciones y lecciones de escalamiento, hacen un Intento que concluye en un fracaso sin haberse empeñado en operaciones de envergadura. La pretensión de la Cordillera se habla restringido a algunas reuniones en los medios urbanos. Desde all! en adelante una variedad grande de organizaclones paramilitares, originadas casi en !orma sistemática a partir de los núcleos peronlstas, se abrogan -declaraciones mediantes- la Iniciativa de la guerrilla en Argentina. Su presencia se limita a las siglas, las proclamas, los slogans y, en general, manifestaciones de !ndole publicitaria antes que acciones concretas de envergadura capaces de caracterizarlos como organizaciones en operaciones. Si bien su procedencia polltlca se autoldentl!ica con el peronlsmo, su origen real parece circunscribirse espec!!lcamente al ámbito universitario estudiantil. Su lenguaje, que reivindica en todo momento los esquemas y slogans cuando su estricta y directa adhesión al peronlsmo, no oculta, sin embargo, la fuente Inspiradora de la experiencia cubana. De esta contusión que, como veremos, se nutre prácticamente todo el desarrollo posterior, surge buena parte del movimiento guerrillero actual. El fracaso de Uturunco y el e!!mero Intento de la UGA -ambiguamente alentados y desautorizados por Perón desde su exilio- determinaron un lapso de quietud en la actividad guerrillera y paramilitar del peronlsmo o grupos autoldentl!lcados con él. Sus principales soportes pasaron nuevamente a operar, conforme con la tradición que o!rec!a en los años de gobierno, a organismos de tipo paramilitar de origen nacionalista similares a la vieja Alianza Libertadora Nacionalista. En tal sentido, hacia comienzos de la década de 1960, una tendencia surgida en el seno de la organización fllo!asclsta Tacuara, 32
RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==