F. GOMEZ-PÉLAEZ Lo cierto es que cada vez que les convocaba la direcci6n suprema, los dirigentes del P.C. espafiol iban -Carrillo mismo lo consigna al referir sus encuentros con Stalin- de prisa y corriendo. Ademas, después del Comintern se cre6 el Cominform, que mas o menos vino a ser lo mismo, y hasta que Mosco. no hizo las paces con Belgrado, el unico cambio que pudo advertirse en el P.C. espafiol fue el de aplicar testarudamente a la ccamarilla titista> un repertorio de epitetos semejante al que antes aplicaba a la cpandilla trotsquista>. Ni siquiera cuando la U.R.S.S. favorec16 la rehabilitaci6n diplomatica de la Espafia franquista en la O.N.U., negociando su ingreso para que al mismo tiempo fuera admitida Mongolia, el P.C. espafiol manifestò discrepancia alguna. Se puede afiadir que, admitido Franco en el concierto de las Naciones Unidas, el P.C. espafiol arrincon6 rapidamente sus gastadas consignas de boicot internacional y puso en cabeza de sus reivindicaciones el reconocimiento de la U.R.S.S. De ahi arranca el gran viraje de la direcci6n espafiola hacia la llamada creconciliaci6n> nacional, idea que no stendo en el fondo muy leninista se justificaba facilmente ante los camaradas por la practica estalinista de los afios de guerra mundial. No hay, pues, originalidad que valga en la proposici6n del Pacto por la Libertad --adoptada recientemente por la Junta Democratica Espafiola-, aunque, por oportunismo, Carrillo alinee de vez en cuando algunas reticencias sobre las relaciones econ6micas de los paises del Este con la Espafia de Franco y quiera aparecer corno el descubridor -cada pais tiene el suyo- de una nueva cvla> hacia el socialismo. En definitiva, si algo podia sorprender al airearse la discrepancia de la sucursal moscovita espafiola después de Io de Praga, era la aparente protecci6n del P.C.U.S. a la tendencia Lister, pues si bien ésta protestaba de mayor fidelidad a la linea soviética, en realidad -dejando aparte los inconvenientes de la cnormalizaci6n> checa- concordaba mejor con el crevisionismo> la fracci6n carrillista. Quiere esto decir que el P.C.U.S. venia jugando con dos barajas, y al comprobar que las propagandas de Lister, en vez de ganar terreno lo que hacian era aumentar la confusi6n entre los viejos adictos, ha preferido conceder su respaldo al elemento mejor instalado, que, aun sin mayor autoridad, todo el mundo reconoce que es Carrillo. Por esta simple raz6n el lanzamiento de la Junta Democratica ha coincidido con el abandono de Lister. Mafiana podra conocer la misma suerte el actual triunfador, pero, entre tanto, es su figura
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