Interrogations - anno II - n. 2 - marzo 1975

rARIACIONES DEL SERVILISMO N os HEMosocupado quiza con excesiva extensi6n de aquellos aspectos que en las conversaciones sostenidas por Gallo y Debray con Santiago Carrillo se alude a los anarquistas espafioles, y no es cosa de seguir puntualizando las comodonas apreciaciones que se hacen a lo largo de esas paginas sobre diferentes hechos, entidades y personas, porque ello requiriria un espacio muy superior al de las posibilidades de esta revista. Vamos, pues, a abordar la conclusion sin entretenernos demasiado con las explicaciones pretendidamente te6ricas de la parte dedicada a los «problemas del socialismo», que no son mas que rodeos para justificar la politica soviética, aun cuando se emitan de vez en cuando criticas de la depuraci6n postleninista, la «incondicionalidadi> respecto al P.C.U.S. (partido ruso). la ocupaci6n de Checoslovaquia y cosas por el estilo, todo ello inteligentemente hilvanado para dar la impresi6n de que, sin ruptura, cada partido comunista puede desarrollar una labor independiente adecuada a las condiciones que la lucha de clases presente en el marco nacional. Coincidiendo con el P.C. italiano, el espafiol representado por Carrillo se ha distinguido después de lo de Praga por su actitud equilibrista, o sea guardando las distancias en los conflictos suscitados por la hegemonia soviética con algunos pafses del llamado mundo socialista, especialmente China y Rumania. Es 16gica esta tactica desde el momento en que se trata de probar la validez de un tipo de relaci6n policentrista que garantice la autonomia de cada partido. Sin embargo, esto, que parece verosfmil en el caso de los partidos instalados en el Poder, corno ocurre con el rumano, no puede servir de prueba concluyente, pues cuando se trat6 de socorrer a Dubcek, el camarada Ceasescu qued6, por si las moscas, cruzado de brazos. Cabe, por consiguiente, decir que los partidos de pafses capitalistas, aun sin correr los mismos riesgos, tienen menos libertad de movimiento, pues ninguno de ellos, por importantes que parezcan, esta en condiciones de avanzar, ni siquiera se lo propone, hacia la conquista del Poder sin el concurso del Kremlin. Carrillo, por ejemplo, asegura que, una vez disuelto el Comintern, el P.C. espafiol no fue nunca a pedir consejo a Moscu antes de tornar una decisi6n cualquiera. Haria falta saber qué tipo de decisiones pouticas pudo tornar este partido sin el permiso superior, porque si no tom6 ninguna huelga la referencia. 63·

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