Interrogations - anno II - n. 2 - marzo 1975

F. ÒOMEZ-PELAEZ hay empresa humana perfecta, sobre todo en una situaci6n bélica tan cargada de dificultades. Pero, con el mal ejemplo que precisamente ha dado la U.R.S.S. en materia de colectivizaci6n agraria, las cr1ticas de origen moscovita (5) son completamente ridiculas. Su fundamento, argucias miserables de la propaganda sectaria de tiempos de guerra, en los que todo procedimiento era considerado valido por el Partido siempre y cuando le permitiera azuzar los descontentos para ganarse algunos prosélitos en el medio agrario, los cuales no eran precisamente trabajadores o labriegos independientes -que con sus familiares cultivaban las tierras que les pertenec1an- sino propietarios o arrendadores que a menudo ni siquiera residian en el lugar. Decir que hubo colectivizaci6n forzada -en el campo aragonés o en cualquiera otra regi6n es tanto mas gratuito por cuanto no se efectu6 bajo programaciones rigidas decididas por organismos superiores, sino aut6nomamente por los trabajadores interesados, que frecuentemente no eran s6lo libertarios, pues en muchos casos, especialmente en Castilla, se crearon y funcionaron ejemplarmente durante toda la guerra colectividades U.G.T.-C.N.T. La inquina de los comunistas contra esa obra de base, de auténtica autogesti6n, se revel6 en la desaforada campana antisindical que condujo, con la complicidad de los elementos conservadorés, a los intentos de recuperaci6n de caracter estatal, y, para colmo, a la agresi6n militar encabezada por las tropas de L1ster a ra1z de la disoluci6n del Consejo de Arag6n. Ahi, y no en otro lado, debe encontrarse la explicaci6n del recelo que, segun Carrillo, encontraban ciertos guerrilleros suyos en esas tierras. Por otra parte, Carrillo presenta el contro! de las empresas importantes y los latifundios corno si hubiesen sido, por inictatlva suya, obra gubernamental: ... non seulement nous avons instauré des consells ouvriers, mais nous nvons essayé de fa!re en sorte que les conse!ls so!ent élus d!rectement par les ouvr!ers des entreprises. . . C'est-à-dlre que toutes les accusat!ons sur (5) Curiosamente la reactual!zac!6n de estas crit!cas ha sldo lanzada por el P.C. con la edici6n de «Guerra y Revoluci6n en Espafia» (Moscu, 1971 tres vol.), tejido de embustes en diferentes aspectos: politico, militar, socia!. . . Por lo que se ref!ere a la colectiv!zaciòn libertaria, sus pobres argumentaciones han sido recopiadas desvergonzadamente en Espafia por un economist:i. enchufado en la administraci6n franquista y que, no obstante, suele ser considerado ... de tendencias avanzadas. Por mas sefias, Ram6n Tamames. 52

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