F. GOMEZ-PELAEZ siempre, a sus espaldas. Carrillo evoca esa opini6n a sabiendas de que no tenlan los comunistas su respaldo y que las toneladas de papel que consumieron para asustarla con el «peligro~ trotsquista cayeron en el vac1o. Ni siquiera influy6 ese cuento en los politicos de distinta obediencia que se asociaron a la obra liquidadora del moscutismo, pues éstos obraron con arreglo a sus propios calculos, o sea reordenar el poder gubernamental para deshacer la obra colectivista. La coincidencia de intereses se oper6 primeramente con la sumisi6n de la Generalidad -abandonando ante el Gobierno centra! prerrogativas institucionales, corno la del Orden Publico- y se produjo seguidamente en Valencia para reducir la participaci6n confedera! o pasarse de ella si no aceptaba el triste papel de comparsa. La pacificaci6n facilitada en Barcelona por el Movimiento Libertario no sirvi6 por consiguiente para nada. En segqida empez6 el desquite, imponiendo legalizaciones y controles estatales aqul y alla, saboteandolo todo desde el Poder, incluso en el aspecto militar. Ademas se aceler6 la represi6n, de la cual habla de ser especialmente vlctima el P.O.U.M. que, s6lo instalado en Catalufi.a, representaba la parte mas floja de la cuerda. Comunistas y adlateres se quedaron con las ganas de liquidar igualmente a la C.N.T., pues era demasiado bocado. La palinodia, en fin, de Carrillo es tanto mas insincera cuanto -a prop6sito de Nin, asesinado por la G.P.U.- concluye remachando el clavo de considerar contrarrevolucionarios a los trotsquistas -término arbitrariamente empleado con referencia a los poumistas en genera!, pues si bien algunos lo fueron, corno Nin, el propio Trotski no los consideraba corno tales-- y sin embargo el Tribuna! republicano que, tras muchas vueltas, juzg6 a los supervivientes del Comité Ejecutivo del P.O.U.M, los sentenci6 corno ultrarrevolucionarios. i,En qué quedamos? LEVANTAMIENTOS, FANFARRONADAS Y SILENCIOS EL IMPENITENTE detractor, ansioso de ganarse ahora el concurso de la «derecha civilizadu, refiere por otra parte con vanagloria haber tenido relaciones con los anarquistas, los cuales, dice, atacaron armados de pistolas y cuchillos ... une campagne de meetings que j'avals fulte au nom de 1:1 Jeunesse so::lallste en 1932, dans la province d'Alicante (p. 54). Vamos a ver: i,tan mal podlan llevarse entonces los libertarios con los j6venes socialistas para llegar a tal extremo?, 46
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