EL uPUTSCH» DE BARCELONA A VANZANnoc n rapidez en las evocaciones hist6ricas, o mas bien corriendo de un suceso a otro para volver luego, contradiciéndose a menudo al mismo punto, Carrillo trae al recuerdo: ... le putsch des anarchistes de Catalogne de mal 1937, en plelne gue1Te, qui fut un coup de polgnard dans le dos des armées qui reslstalent au fasclsme. . . Malntenant, avec le recul et l'expérlence hlstorique, on peut penser que, si !'on avait pu évlter que les contradictlons lnternes au processus révolutionnaire sovlétlque soient transposées sur le pian lntematlonal, on auralt peut.-étre évlté par la méme occaslon le putsch des trot.skystes et des anarchlstes. Mais comment évlter A cette transposltlon de se produire, alors que, par son polds hlstorlque et par la sltuatlon de ces a.nnées-là, la Révolution russe étalt le !alt dans tout le mouvement révolutlonnalre? Sorprende menos en esta andanada el endose inicial del putsch a los anarquistas solos y el acompafiamiento luego de los trotsquistas, que la retorcida ret6rica utilizada para justlficar a posteriori el servilismo del P.C. en aquella indecente provocaci6n contrarrevolucionaria inspirada por Moscu. Carrillo, corno todos los jefezuelos estalinistas de la época, sabe perfectamente quiénes idearon la coartada: Jos rusos, que sintiendo horror del predominio libertario en Catalufia, quisieron destruirlo desde los primeros meses de la revoluci6n. Para ello emplearon una seri~ de agentes especiales, encontrando la mejor colaboraci6n en el P.C., el P.S.U.C. y sus aliados ocasionales de la burguesia catalana. No hubo por consiguiente mas putsch que el met6dicamente preparado por ellos para lograr el desarme de los trabajadores y permitir a la policia bajo su dominio una depuraci6n de revolucionarios semejante a la por entonces practicada en la U.R.S.S. El control de la Telef6nlca fue el ultimo pretexto, y corno am se expres6 con vigor la resistencia obrera, la sucla propaganda moscovita, respaldada por unos politicastros cobardes, difund16 por el mundo el embuste del complot anarquista. En Barcelona, sin embargo, no cuaj6 el timo, pues rapidamente se movilizaron los obreros de las barriadas, logrando ocupar buena parte de la ciudad y hacer que se retiraran los asaltantes de la Telef6nica. Ante la réplica obrera, los verdaderos putschlstas no tuvieron inconveniente en recurrir al asesinato infame, corno se hizo, entre docenas de otros, con el anarquista italiano Camillo Bemeri. Difundieron asimismo toda suerte de bulos, uno de ellos que unidades anarquistas habian abandonado el frente para aduefiarse no s6lo de la capita! cata44
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