Interrogations - anno I - n. 1 - dicembre 1974

IGNACIO IGLESIAS levantamiento comunista: «Si las fuerzas comunistas hubieran dispuesto de un mando firme y coherente, la rebelión (de Casado] hubiera podido ser aplastada. Los consejeros del Komintern, sin embargo, aceptaron la situación. Mientras los jefes militares comunistas de la región de Madrid recib1an órdenes de aplastar la rebelión, los consejeros del Komintern, el personal militar soviético y los lideres del partido quemaban documentos apresuradamente y se preparaban para la huida en los pocos aviones que quedaban» (80). EL DERRUMBAMIENTO DE MADRID L A lucha en la capital finalizó el 12 de marzo con el triunfo del Consejo Nacional de Defensa sobre las tropas comunistas sublevadas; sin embargo fue precisamente el Consejo el gran vencido. No sólo los comunistas le hablan hecho perder una semana preciosa -el tiempo apremiaba-, sino que tuvo que enfrentarse con el problema peliagudo de iniciar negociaciones de paz con Burgos en condiciones mucho más precarias que las imperantes el d1a 5, en el momento de su constitución. También acrecentaron sus dificultades en otro problema no menos grave: el de la evacuación masiva de los militares y militantes más comprometidos. Efectivamente, los frentes se hablan debilitado y la desmoralización de la retaguardia acelerado, lo cual supon1a que el enemigo no tendr1a mucho interés en negociar y menos aún en hacer concesiones, por m1nimas que fuesen. Por lo que concierne a la evacuación, el Consejo Nacional de Defensa ya no dispon1a de la Escuadra, que habla ido a entregarse absurdamente a las autoridades francesas en Bizerta; tampoco contaba con los barcos mercantes de que habla dispuesto el Gobierno Negrin; por si fuera poco, perdió la mayor parte de los aviones en condiciones de vuelo, empleados por Negrin, sus ministros y los dirigentes comunistas para irse de Espafia. Burgos sabia perfectamente que el Consejo se hallaba a la intemperie, sin carta alguna que jugar en aquella partida decisiva. ¿Qué pod1a oponer a las inevitables exigencias del enemigo o, en última instancia, qué podía ofrecer para obtener ciertas concesiones? Nada, en realidad. Otra hubiese sido la situación si no hubieran acaecido las rebeliones de Cartagena y de Madrid; los frentes ofrecerían mayor homogeneidad, era (80) Obra citada, pl\g. 369. 47

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