Interrogations - anno I - n. 1 - dicembre 1974

IGNACIO IGLESIAS ,Han pasado muchas semanas desde que se liquidó, con una deserción general, la guerra de Catalufia. Todas las promesas que se hicieron al pueblo en los más solemnes momentos fueron olvidadas; todos los deberes, desconocidos; todos los compromisos, delictuosamente pisoteados. En tanto que el pueblo en armas sacrificaba en el área sangrienta de las batallas unos cuantos millares de sus mejores hijos, los hombres que se hablan constituido en cabezas visibles de la resistencia abandonaron sus puestos y buscaban en la fuga vergonzante el camino para salvar su vida, aunque fuera a costa de su dignidad. Esto es lo que no puede permitirse en el resto de la Espafia antifascista. · ,No puede tolerarse que en tanto se exige del pueblo una resistencia organizada, se hagan los preparativos de una cómoda y lucrativa fuga. No puede permitirse que, en tanto el pueblo lucha, combate y muere, unos cuantos privilegiados preparen su vida en el extranjero. Para impedir esto, para borrar tanta vergüenza, para evitar que se produzca la deserción en los momentos más intensamente críticos, es por lo que se constituye el Consejo Nacional de Defensa. Y hoy, con plena responsabilidad de la trascendencia de la misión que nos imponemos; con absoluta seguridad en la lealtad de nuestro pasado, de nuestro presente y de nuestro futuro, en nombre del Consejo Nacional de Defensa, que recoge sus poderes del arroyo adonde los arrojara el Gobierno del doctor Negrln, nos dirigimos a todos los trabajadores, a todos los antifascistas, a todos los espafioles para, poniéndose al frente de los deberes que a todos nos incumben, darles la garantía plena de que nadie, absolutamente nadie, podrá rehuir el cumplimiento de esos deberes y esquivar en una última pirueta arlequinesca la responsabilidad que le incumbe por sus palabras y por sus promesas. ,constitucionalmente, el Gobierno del doctor Negrln carece de toda base jurídica en la cual apoyar su mandato. Realmente carece también de la tranquilidad y del aplomo, de la decisión de sacrificio que es exigible a todos los que, de una u otra manera, pretenden ponerse al fr0nte de los destinos de un pueblo tan heroico, tan abnegado como el pueblo espafiol. En estas condiciones al desconocer y negar la autoridad del doctor Negrln y sus ministros para mantenerse en el Poder, afirmamos nuestra propia autoridad de auténticos y genuinos defensores del pueblo espafiol, de hombres que están dispuestos, dando como garantía su propia vida, a que el destino de uno sea el de todos y a que nadie se escape al cumplimiento de los sagrados deberes que a todos incumbe por iguab (51). 33

RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==