IGNACIO IGLESIAS ciones y demoras vieron la luz en el Diario Oficial del Ministerio de Defensa. Todas ellas eran muy importantes, pero destacaba una de ellas: el reemplazamiento de Casado por el comunista Modesto en la jefatura del Ejército del Centro. El dia 1, es decir, dos dias antes de dar carácter oficial a la substitución del coronel Casado, éste fue convocado por Negrin para que se presentara ante él al dia siguiente en su residencia «Posición Yuste,, en Elda. Asi lo hizo, hallándose con el general Matallana, que también habla sido convocado. Negrin les expuso sus planes de reorganización de los altos mandos del Ejército, mostrándose con ambos en extremo cordial; mas insistió que nada era definitivo y que oportunamente les informarla de la decisión que finalmente adoptara. Casado y Matallana no se dejaron engafiar; sabían a qué atenerse, pues todo era ya cuestión de días, tal vez de horas. Escribió Casado: «Decidimos actuar sin perder un segundo, y, esa misma tarde, Matallana y yo salimos para Valencia, con el objeto de entrevistarnos con los generales Miaja y Menéndez y ultimar los detalles para eliminar definitivamente el Gobierno Negrin. Por la noche estaba en Madrid de regreso. Estaba dispuesto a robarle horas al sueño para examinar todos los detalles confusos y tomar una determinación finab (48). Intenslflcó sus entrevistas con los anarquistas, los socialistas -en particular con Besteiro-- y los republicanos; asimismo con el comandante militar de Madrid, el director general de Seguridad, el jefe del S.I.M., etc. En la tarde del dia 3, Negrin telefoneó una vez más al coronel Casado, citándole para el dia siguiente en su residencia última, «Posición Yuste,. Este refirió: «Inmediatamente llamé por teléfono a los generales Miaja y Matallana y, como me temía, ya hablan recibido idéntica comunicación. Miaja me dijo que no pensaba ir porque la cita le oUa a chamusquina. Tampoco yo tenia la intención de acudir, porque estaba convencido que Negrin queria detenernos. Matallana, pese a mi consejo, fue a Yuste y fue detenido ... » (49). Casado no acudió por temor a ser detenido y porque tenia otra cosa que hacer más importante: atar apresuradamente los cabos aún sueltos. Estaba en marcha, sin remisión posible, lo que más tarde algunos denominarían con cierta impropiedad «el golpe de Casado». (48) Ibídem, 31 de octubre de 1967. (49) Ibídem, 1 de noviembre de 1967. 31.
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