IGNACIO IGLESIAS o colaboraban con lealtad verdadera en una polltica de resistencia, o se estrellaban el uno contra el otro. Nosotros pedimos que se escogiera entre la paz o la guerra; advertimos que aplastariamos a quien quisiera aplastarnos y francamente manifestamos nuestra oposición a Negrin. Ellos aceptaron la base de resistencia, sin querer indicar si la tomaban como medio o como fin, y asimismo la de Frente Popular, pero se negaron --sin contradecir nuestras acusaciones- a enfrentarse con el Gobierno. [ ... ] Quedaron en convocarnos para una nueva reunión, pero ellos sabían qué nos proponiamos, y para nosotros resultaba claro lo que intentaban'> (39). Las cosas, pues, estaban claras y nadie se llamaba a engaño. Pocos dias después, el Comité de Defensa conoció las medidas adoptadas por Negr1n en el orden militar y que verlan la luz en el Diario Oficial del Ministerio de Defensa del dia 3 de marzo. Era el detonante que ineluctablemente producirla la explosión. Añade Garcia Pradas: «Amaneció el 5 de marzo [ ... ]. Val y Salgado visitaban al jefe del Ejército del Centro, y a la vista de los acontecimientos, determinaban sublevarse aquel mismo dia, porque al siguiente seria tarde» (40). LOS MILITARES.-El general Rojo consideraba fatalmente perdida la guerra, antes incluso de la calda de Cataluña; insistió en su criterio al negarse más tarde a regresar a la zona CentroSur, afirmando que «no se encontraba dispuesto a presidir un nuevo desastre de mayores proporciones todavla que el de Catalufl.a». Es indudable que su criterio era ampliamente compartido entre sus compafl.eros de armas, los militares profesionales. En cuanto Negrln se presentó en Madrid, el 12 de febrero de 1939, el coronel Casado, jefe del Ejército del Centro, le expuso crudamente. en la entrevista que tuvieron, la situación: «La artillería es muy escasa y de mediana calidad. La cantidad de armas automáticas es tan reducida que la potencia de fuego de un batallón enemigo es equivalente a la de tres batallones nuestros. Los morteros brillan por su ausencia. Nuestras posibilidades en tanques, piezas antitanques y artilleria antiaérea son sumamente reducidas. Nuestras fuerzas aéreas se reducen a tres escuadrillas de bombarderos Natacha, dos de Katiuskas y veinticinco aparatos de caza. [ ... ] Nuestras tropas, tanto en las sierras como en las parameras de Cuenca y Guadalajara, están sufriendo los rigores de este crudo invierno en alpargatas, por- (39) Ibídem, pág. 56. (40) Ibídem, págs. ~l. 25
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