Interrogations - anno I - n. 1 - dicembre 1974

IGNACIO IGLESIAS adoptadas en los Congresos nacionales eran aplicadas de la misma manera en las distintas regiones espafiolas. As1 se vio, por ejemplo, que mientras en 1934 la Regional asturiana formó parte activa de la Alianza Obrera, otras, la catalana, pongamos por caso, la rechazó y hasta la combatió no menos activamente. No puede sorprender, pues, que durante toda la guerra civil, no obstante los esfuerzos realizados por el Comité Nacional, la actuación de la C.N.T. difiriese según las regiones. No fue la misma, verbigracia, la acción del movimiento libertario en Cataluña y en el Centro; cierto es que su fuerza no era la misma en ambas regiones. César M. Lorenzo, en su discutido libro, sefiala: «En cierta manera se produjo en Madrid un fenómeno semejante al de Barcelona, pero de signo contrario. Mientras que en ésta el P.S.U.C. f Partido Socialista Unificado de Catalufia, rmal catalana del Partido Comunista de España] saboteaba las iniciativas de los anarcosindicalistas y no cesaba de crecer a expensas suyas, en aquélla la C.N.T. minó la potencia del P.C., agrupó a su alrededor a los oponentes y terminó por vencer a los comunistas en 1939» (29). En efecto, en Cataluña el peso de la C.N.T. era tal que sufrió lo que paradójicamente pudiéramos denominar un complejo de superioridad; tan seguros estaban de su potencia que no dudaron en hacer concesiones desde el mismo 19 de julio, estimando que no mermarían su hegemonía. En el Centro, en Madrid particularmente, el anarcosindicallsmo tuvo que desarrollarse a pulso, en lucha constante contra la U.G.T., el Partido Socialista y, sobre todo, el Partido Comunista; sus concesiones fueron infinitamente menores, porque no podían permitirselo sin jugar su propia existencia. La propia situación de la capital, en permanente pie de guerra, así como el hecho de que el Gobierno se habla ido a Valencia con sus ministros, su burocracia y sus juegos pol1ticos, para los cuales los libertarios no estaban preparados, por lo que resultaban victimas propiciatorias, redundó en última instancia en beneficio del anarquismo en el Centro. Las discrepancias en el seno del movimienlo libertario se acrecentaron con el tiempo, ante los avatares de la guerra. En el Pleno nacional de Regionales celebrado en Barcelona del 16 al 30 de octubre de 1938, se puso de manifiesto que las diferencias tend1an a agudizarse, particularmente entre el Comité Nacional de la C.N.T. y el Comité Peninsular de la F.A.I., hasta tal extremo que aquél planteó su incompatibilidad con éste. Según (29) Obra- citada, pág. 174. 21

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