Interrogations - anno I - n. 1 - dicembre 1974

IGNACIO IGLESIAS Madrid en manos de sus «adversarios politicos> e incitándoles prácticamente a que se sublevaran y cargaran asi con la responsabilidad de poner fin a la guerra. LA DOBLE CONSPIRACION E N la segunda quincena de febrero de 1939, tan trascendental por muchos motivos, la táctica de los dos sectores -el formado por Negrin y los comunistas, y el integrado por algunos militares profesionales junto con las organizaciones sindicales y pollticas madrilefias- se va perfilando nitidamente. En un articulo reciente (21). el historiador militar de la guerra civil espafiola J. M. Martinez Bande estudió este periodo, centrándolo en «dos hombres y dos actitudes: el doctor Negrin, portavoz de los comunistas, y el coronel Casado, representante de los militares,. El titulo del mismo es harto significativo: «La doble conspiración de Negrin y Casado». Pero considero que Martlnez Bande olvida otro elemento importante, casi capital, que terminó por aparecer unido a Casado y que sin duda alguna jugó un papel más decisivo que el de los otros militares, hasta tal punto que fue el que permitió al coronel alzarse contra Negrln y los comunistas. Me refiero al movimiento libertario, en particular al de Madrid. No le falta razón a César M. Lorenzo, cuando escribe: «Los historiadores que han relatado estos acontecimientos, han insistido mucho en el papel de Casado, de Miaja y de otros jefes militares o dirigentes pollticos. A nuestro parecer han olvidado insistir suficientemente sobre la composición de las tropas que ejecutaron el golpe de Estado antinegrinista. Estas tropas estaban controladas por la C.N.T., única organización que, aparte del Partido Comunista, poseia un número importante de combatientes. Fueron estos 150.000 soldados de la Confederación quienes decidieron el resultado de los combates y el triunfo del Consejo de Defensa. Casado no hubiera podido hacer nada sin Cipriano Mera y los libertarlos• (22). En puridad puede afirmarse, pues, que esa doble conspiración personalizada en Negrin y Casado fue de hecho movida por dos fuerzas importantes y opuestas, claro está: las formadas por comunistas y libertarios, es decir, por el P.C. y por la C.N.T. Eran, respectivamente, la base de ambos adversarios y sin ellas ni uno ni otro podian hacer nada. Se impone, pues, analizar (21) Revista Historia y vida. Barcelona, julio de 1973. (22) César M. Lorenzo: Los anarquistas españoles y el poder. Ed. Ruedo Il.>érico, Parls, 1969. 17

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