Interrogations - anno I - n. 1 - dicembre 1974

iGNÁCió JGtESIAS guerra en España y China, seguida por la ocupación de Austria, impulsada decididamente en Munich. Hoy es fácil escribir la historia, cuando ya se conocen los resultados, pero en febrero de 1939 se podla pensar en que los palses democráticos de Occidente pondrlan punto final a sus claudicaciones. En segundo lugar, y si as1 no era, debla suceder lo contrario: la guerra mundial. En este caso, la situación debla cambiar totalmente a favor de los republicanos españoles:. (17). Tratábase, como puede comprobarse, de dos supuestos que correspondlan más a los deseos que a las realidades. A decir verdad, nadie pensaba -ni pod1a razonablemente pensar- en febrero de 1939 que Francia y Gran Bretaña pusieran término a sus claudicaciones ante Hitler y lo sucedido pocos meses antes en Munich perduraba en la memoria de todos; tampoco una guerra mundial, en caso de que se produjera -en efecto, se produjo-, iba a redundar en beneficio de la República española, puesto que el reconocimiento del Gobierno del general Franco por esos dos palses, acaecido precisamente en ese mismo mes de febrero, evidenciaba sin duda alguna que ambos daban por liquidada la guerra civil y su único deseo era entenderse con el régimen franquista. Además, aun en el absurdo supuesto de haber podido resistir la zona Centro-Sur hasta el mes de septiembre de 1939, es decir, hasta la declaración de la guerra mundial, la República española se hubiese encontrado más desamparada, si cabe. En efecto, no hay que olvidar que poco antes se habla firmado el pacto germano-soviético. ¿Qué ayuda encontrarian los republicanos españoles? La de la Unión Soviética, no; su tratado con Alemania significaba un cambio radical de orientación, como lo evidencia el hecho de que durante casi dos años, desde septiembre de 1939 a junio de 1941, la guerra de las democracias contra el hitlerlsmo fue para los comunistas del mundo entero -también para los españoles, claro está- una guerra imperialista. La de Franela y Gran Bretaña, tampoco; su preocupación era obtener la neutralidad de Franco a cambio de no pocas concesiones económicas y politicas. Por tanto, con resistencia o sin ella, durable o no, la República se encontrarla sola, como sola se encontró durante los meses últimos de la guerra. Se vive entonces en la zona Centro-Sur, particularmente en Madrid, unos dlas de preocupación y hasta de confusión extremas; nadie sabe a qué atenerse, qué es lo que se propone realmente Negrln, qué es lo que van a hacer las organizaciones y (17) Manuel Tuñón de Lara: La España del siglo XX. Llbrerla Española, Pnrls, 1966, págs. 649-650. 15

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