ULTIMAS SEMANAS >O todos nos salvamos o todos nos hundimos en la exterminación y en el oprobio. Nuestra suerte está echada, y sólo depende de nosotros mismos el salir del trance dificil por nuestra voluntad y nuestra resolución común. >El Gobierno llama a todos los españoles al cumplimiento de su deber, y apela a la vez a su patriotismo y a su sentido de conservación. El Gobierno se dirige a la España no invadida diciéndola: Sólo si todos y cada uno de vosotros, Ejército, hombres, mujeres, organizaciones sindicales, partidos, Prensa, todos, os confund1s en un común esfuerzo y dais de si cuanto podéis dar, le será posible al Gobierno dirigir la resistencia hasta lograr los fines por los que viene luchando el pueblo español, y que no son otros que el de asegurar la independencia de España y el evitar que nuestro pais se sumerja en un mar de sangre, de odio y de persecuciones que hagan imposible por muchas generaciones una patria española unida por algo más que la dominación extranjera, la violencia y el terron (11). Como puede comprobarse, la literatura negrinista no habla cambiado. Ni una palabra sobre la entrega de Barcelona y la pérdida de Catalufia; ninguna referencia a la verdadera situación militar; ni una alusión a la necesidad de hallar la manera de poner fin a la guerra. Unicamente la exigencia de que todos -civiles y militares- se supediten al Gobierno, es decir, a Negrin. Y resistencia, hasta que llegue el momento «de la paz en la independencia>, una frase más sin gran significación. Negrin, por lo demás, continuaba fingiendo al asegurar que «o todos nos salvamos o todos nos hundimos>, pues sabia perfectamente que ni se salvar1an todos ni se hundirian todos; los comunistas, en particular, sólo se propon1an facilitar la evacuación de unos cuantos, de los suyos, no importándoles gran cosa la suerte de los demás, de la inmensa mayoria, como poco más tarde se puso de manifiesto. Además, para su pol1tica de «defender a la España no invadida> únicamente ofrecia como instrumento valedero algo que en realidad no exist1a: el Gobierno que él presidia. ¿Dónde estaba, qué hacia? Apenas terminada esa primera reunión en Madrid, los ministros se dispersaron apresuradamente; ni siquiera tenian un lugar de residencia fijo, ni disponian de la menor organización administrativa, ni establecieron Ministerio alguno. Escribió Zugazagoitia: «La existencia del Gobierno es precari~: Le falta el aparato administra- (11) Claridad, en Madrid, 13 de febrero de 1939. 12
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